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Ser parte de la solución más que del problema #CartasaElla

El proyecto #CartasaElla va completándose. En el camino que este abuelo sin nombre ha emprendido para explicarle a su nieta Ella cómo funcionan algunas cosas relacionadas con la salud y el mundo en general, se ha hecho crítica con la sana intención, nunca mejor escrito, de que sea constructiva. Ahora cabe preguntarse ¿qué hacer? Este es un extracto de la última carta que se publicarán en formato libro toda vez que en este blog hemos ido dando fragmentos.

          Mi querida nieta esta colección de cartas va llegando a su fin. Y creo que deberíamos pensar en qué se puede hacer para cambiar las situaciones que te he ido presentando. Hasta ahora he expuesto una serie de situaciones, realidades, que creo que deberías de conocer. A lo largo de mi vida he tenido oportunidad de charlar con muchos médicos y doctoras y demás profesionales de la salud, cada uno con sus ideas, situaciones personales y compromisos.

Pienso, no sé si estás de acuerdo, que una de las primeras cosas que deberíamos hacer es desterrar el dogmatismo del ámbito de la salud pues como me contaba en una ocasión la médica Alejandra Menassa, es todo lo contrario de la ciencia. Ese dogmatismo está detrás de, por ejemplo, la persecución de la que están siendo objeto numerosos médicos y profesionales por ir más allá del sistema médico convencional e intentar solucionar problemas de sus pacientes con técnicas no oficiales o convencionales, complementarias o como quiera que se llame.

Cartasaella Banner 01Menassa, sin pretenderlo, expresa la opinión de muchos especialistas de la medicina.

Ella no reniega de lo que nos ofrece la sanidad actual, todo lo contrario, también se vale de la misma en su práctica cotidiana, como no podía ser de otro modo.

Lo que intenta esta especialista en Medicina Interna es ir un poco más allá buscando estrategias o modos de encarar los problemas de salud con una visión más amplia y no por ello menos eficiente.

Hay una medicina que llaman integrativa y que funde la convencional con técnicas complementarias y la participación activa del individuo en su propio proceso de curación, que me parece más importante aún que los propios tratamientos y ese modo de interpretar la salud está creciendo a pasos de gigante, lo que genera resistencias.

El espíritu científico mi pequeña, se interesa por lo que desconoce y lo investiga. Señalar con el dedo es ideológico, no es científico. Insultar en lugar de argumentar no parece muy científico ¿verdad? Necesitamos más debate sano, limpio, confrontar ideas de manera sosegada, documentada y racional. Las enormes cifras de iatrogenia nos indican que en el sistema sanitario algo no funciona. ¿Hasta qué punto pues es necesario un cambio en el sistema o a lo mejor incluso de paradigma médico?

Ese cambio llegará por la exigencia de los pacientes. Alejandra me ponía un ejemplo, porque si yo estoy tomando estatinas porque tengo el colesterol alto y lo hago durante años, puedo desarrollar una miopatía (enfermedad muscular) pero, además, aumenta mi riesgo de desarrollar una diabetes y demencia tipo Alzheimer. Entonces, ahora tengo hipercolesterolemia y diabetes y además Alzheimer. ¿Qué estamos haciendo? Hay que detenerse y replantearse cosas, no podemos no ser críticos con lo que hacemos.

Con el cáncer ocurre algo muy similar, Ella. ¿Qué sucedió con la mastectomía de Halsted? Que era una carnicería. Los médicos quitaban la mama, los ganglios, algunas costillas. Y llegó un galeno e hizo un ensayo y dijo: señores, estamos mutilando a las mujeres y no estamos prolongando la supervivencia. Ahora la cirugía de mama es mucho menos agresiva, pero alguien tuvo que decir: paremos, reflexionemos, evaluemos si lo que estamos haciendo es lo mejor para el paciente.

Es necesario un cambio de paradigma. Esta «Medicina defensiva», que enfoca al enfermo como un enemigo dispuesto a denunciar al médico al primer fallo es demencial. Esta iatrogenia es inadmisible y hay que conseguir que las instituciones que han de velar por la población, como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, lo haga porque por lo general no ejerce la farmacovigilancia, como se ha demostrado con los sucesivos escándalos de daños ocasionados por medicamentos y productos sanitarios que han sucedido en los últimos lustros.Essure3

Hay que buscar las evidencias, las pruebas, siempre. Al mismo tiempo parece que hay un desequilibrio pues es la industria farmacéutica convencional la que acapara la investigación biomédica y de manera paradójica en otros ámbitos de la medicina parece que se quiere investigar más pero no se puede, porque los recursos son limitados.

Investigar, adquirir nuevos conocimientos siempre es bueno como también es cierto que falta investigación en algunos campos, como en Medicina Interna, es imposible que todos los actos médicos estén apoyados en la evidencia; es lo deseable pero también es imposible.

En la pediatría, por motivos éticos no se puede experimentar con niños. Los pediatras se guían muchas veces por datos conseguidos en adultos. Por lo tanto, siempre hace falta más investigación pero hay algo más prosaico y que todos podemos hacer y es leer. Sí, mi querida Ella, hay investigación hecha y publicada sobre temas que luego casi nadie se molesta en leer. En las bases de datos más prestigiosas como Pub med o Cochrane hay ensayos clínicos de casi cualquier compuesto de fitoterapia, por ejemplo.

La investigación es un problema, por el coste fundamentalmente, hacer un ensayo clínico tiene un precio muy elevado pero tendremos que crear redes y conseguir los fondos para la investigación, si eres pequeño alíate con otros y serás más grande. Cada uno de nosotros solos es difícil que hagamos un ensayo clínico, pero si nos unimos…

Así que otra cosa que se podría hacer es democratizar la investigación, invirtiendo más dinero público. Los medicamentos y productos sanitarios básicos podrían ser fabricados por administraciones públicas. Y algo muy importante Ella, hoy cuando en una universidad pública se investiga y se descubre algo interesante, de manera incomprensible se vende a una empresa privada para que lo patente y explote.

Ese conocimiento nacido de lo público debería seguir siendo público para beneficiar a todo el mundo. No sé si es muy exagerado expresarlo así, el sistema de ensayos clínicos está roto, no sirve para lo que debería de servir, para beneficiar a la población, sólo se investiga lo que es rentable no lo más necesario. Un problema gravísimo que habría que cambiar es que el que hace los ensayos es el mismo que tiene un interés en vender ese fármaco, ahí tenemos un problema.

Y es que si tratamos sobre los «contratiempos» de la investigación clínica hay que saber que la Medicina Basada en la Evidencia es el marketing de la industria sanitaria y lo que ocurre con los ensayos clínicos es que se han convertido en la principal arma de dicho aparato de ventas. Habitualmente, cuando con un análisis sobre un nuevo fármaco se obtienen resultados positivos, éstos, aunque sean poco convincentes, se difunden con profusión y conseguida la aprobación de las agencias reguladoras, el nuevo fármaco es asimilado rápidamente por el mercado.

Fórmula magistral2Lo mismo sucede con la moderna tecnología diagnóstico-terapéutica, aunque no es infrecuente que estudios posteriores más sosegados pongan en tela de juicio aquellos beneficios. ¿Qué puede hacerse?

Profundizar en un modelo transparente, lo que conllevaría desvincular las aportaciones económicas que la industria sanitaria destina para formación, investigación y asistencia médica de aquellas instituciones y profesionales con capacidad de prescribir libremente sus productos o de influir a través de medios científicos y docentes a que otros lo hagan.

Deberían constituirse organismos independientes y con suficiente solvencia para ser los destinatarios y distribuidores de las mencionadas subvenciones. Entidades similares podrían controlar los ensayos clínicos, velando por su rigor, por la publicación de todos los resultados (no solo los positivos) y por su separación de la práctica médica habitual, cuando existan conflictos de intereses con las compañías farmacéuticas que los financian.

Partimos de la base de que la medicina convencional u oficial es muy efectiva, imprescindible, en tratamientos de urgencias, traumatología, en algunos déficits hormonales (diabetes juvenil), en infecciones muy agresivas (meningitis), en el tratamiento quirúrgico de enfermedades degenerativas como el cáncer… Indicaciones que desde mi punto de vista no son discutibles.

Pero también es verdad que, como explica el médico Pedro Ródenas, que ha sido presidente de la Sección de Médicos Naturistas del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) del año 1998 a 2016, “el ejercicio de esta misma medicina, que utiliza como tratamiento fundamentalmente la terapia farmacológica, muy útil en la mayoría de los casos mencionados, está reconocida actualmente como la tercera causa de mortalidad en los países desarrollados, detrás de las cardiopatías y el cáncer”.

Ante esta realidad surgen varias preguntas. ¿Podemos hablar de la farmacología como un recurso de salud? ¿Es generar salud suprimir síntomas agudos que luego se cronifican? ¿Es generar salud mejorar una inflamación articular produciendo una gastritis? ¿Mientras se trata una gastritis o un reflujo con omeprazol u otro inhibidor de la bomba de protones, no estamos distrayendo al paciente, cronificando un problema, sin darle la opción de replantearse sus hábitos de vida, su dieta, su estrés…? ¿Es la farmacología una terapia o una pseudoterapia?

Y otro gran problema de la Medicina actual es que con las enfermedades agudas somos muy buenos y salvamos muchas vidas pero con las enfermedades crónicas, señores, no curamos casi nada y producimos una enorme iatrogenia. Es muy posible que estemos cronificando cosas que no son crónicas.

Sin ir más lejos Ella, las enfermedades inflamatorias intestinales que pueden llegar a tratarse con fármacos de enormes efectos secundarios hay médicos que con un enfoque integrativo que comentaba antes, se quedan asintomáticos sin tomar medicamentos. No escribo que se curen, porque para eso hace falta un seguimiento más largo en el tiempo, pero clínicamente, en este momento, están curados, libres de síntomas.

Yo he tratado con médicos que así lo consiguen en muchos casos y eso es un valor, algo que debería promocionarse. Necesitamos una medicina diferente, que conciba a cada persona, cada paciente impaciente, de manera global, tomando en cuenta sus aspectos físicos y psíquicos, que sea menos iatrogénica, que combine las bondades de la medicina convencional con otros elementos de probada eficacia y seguridad.

Así que ya ves Ella si se pueden hacer cosas ¿habrá interés en seguir avanzando?

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Un comentario

  1. Hola Miguel, muy bueno el post, muy claro, aunque a veces pareciera que hay cierta timidez en afirmar cuestiones muy claras. Un tratamiento homeopático puede curar una afección intestinal si no la suprime. En ese caso, la desaparición de los síntomas son la mejor guía, así como también el cumplimiento de la Ley de Curación. De lo contrario, solo se cronifican las afecciones y se agregan otras a otros niveles, que -por supuesto-nadie va a asociar con las supresiones anteriores.
    Saludos.
    Carlos.

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