Nueva vacuna del papiloma mientras continúan sin aclararse sus daños
En las últimas semanas se ha publicado que hay disponible una nueva vacuna del papiloma humano que protegería contra nueve serotipos del virus en vez de los cuatro actuales. La Agencia Europea de Medicamentos ha dado el visto bueno a su comercialización bajo la marca Gardasil 9. Mientras, niñas y jóvenes de diferentes países y continentes, están teniendo problemas de salud con sintomatología muy similar. Lo único que tienen en común es el haber recibido la vacuna del papiloma.
Se trata de niñas que no tienen historial previo de enfermedad, eran niñas sanas y habían recibido sobre todo Gardasil, del laboratorio Sanofi, Pasteur, Merck, Sharp & Dohme (MSD) -hay otra de marca Cervarix, producida por GlaxoSmithKline (GSK)-. La nonavalente está indicada para la inmunización activa de mujeres y hombres a partir de los nueve años de edad, frente a lesiones precancerosas y cánceres que afectan al cuello de útero, vulva, vagina y ano y verrugas genitales (codiloma acuminata), causadas por algunos tipos del VPH.
Está bastante claro que la vacuna puede ser la causante del estado de muchas de esas jóvenes, aunque a muchos les interese que esto no se admita ni se reconozca. Pero los datos son insistentes, por mucho que se nieguen, estos se abrirán paso.
Por supuesto, que hay que ser prudentes pues puede haber casos en que no exista relación de causalidad. El problema es el escaso interés de las diferentes autoridades sanitarias en investigar a fondo este asunto.
No deja de ser paradójico que en donde se han preocupado por estudiar bien esa relación de causalidad, como en Japón, su Gobierno ha dejad de recomendar esta inmunización.
Los mecanismos por los que la vacuna puede estar afectando a la salud podrían ser variados. Pero la elevada cantidad de adyuvante de aluminio presente, así como también la presencia de ADN en la misma y siendo además que este ADN se encuentra unido precisamente al compuesto de aluminio, hacen que la aparición de alteraciones autoinmunes sea bastante probable.
Parece que interesa más vender estas vacunas, y mientras tanto, que pase el tiempo para comprobar si finalmente la inmunización sirve para lo que se promete: prevenir el cáncer de cuello de útero. Eso sí, mientras tanto, la gente sirviendo de conejillos de indias.
Aquí podéis ver un reportaje televisivo rodado en Dinamarca sobre los daños que están sufriendo algunas chicas tras recibir la vacuna. Está en inglés pero se entiende bastante bien y se puede comprobar que los relatos son coinicdens con los de otras partes del mundo.
[youtube]https://youtu.be/3VnqILaiFcM[/youtube]
El Gobierno de Dinamarca, a través de sus responsables de farmacovigilancia, indica que existe una posible relación de causalidad entre el uso de la vacuna del virus del papiloma humano y sufrir el Síndrome de Taquicardia Ortostática Postural (POTS) que padecen algunas afectadas.
Francia, también se ha preocupado y tiene pruebas sobre posibles daños del aluminio de la vacuna del papiloma. Son situaciones que contrastan con que gobiernos como el de Chile incorporase esta cita en su calendario de vacunaciones o que Colombia diera «carpetazo» al mayor caso de posibles reacciones adversas a la vacuna cuando el pasado verano más de 700 chicas de diferentes puntos del país acudieron a Urgencias hospitalarias aludiendo a dicho motivo.
Los daños de esta vacuna están claros. Pero el negocio que sustenta también. Al igual que es manifiestamente claro que se está realizando un ensayo clínico masivo a nivel mundial. De este depende no solo esta vacuna y este negocio, sino la posibilidad de otras en ciernes, para lo cual ya se está abonando el terreno. Día sí y otro también nos hacen llegar a través de los mass media que el cáncer tiene «muchísima relación» causa-efecto con agentes infecciosos y por tanto pueden fabricarse vacunas ad hoc.
Los expertos que la recomiendan no se la ponen a sus hijas, porque saben que su eficacia no está probada y porque saben que no es necesaria para la prevención ya que se dispone de una medida efectiva como lo es el test Papanicolau. Por cierto, este último sigue siendo necesario en las mujeres vacunadas. Blanco y en botella.