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Registrados 313 casos de ideas suicidas asociadas al uso del fármaco finasterida (Propecia), para la calvicie, en Europa

La finasterida, conocida como el “crecepelo” milagroso para la calvicie masculina, ha vuelto al centro del debate sanitario tras la reciente advertencia de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). La realidad, sin embargo, dista mucho del mensaje de seguridad que durante años han transmitido laboratorios y muchos profesionales sanitarios.

Hoy, la finasterida se asocia no solo a graves disfunciones sexuales, sino también a un riesgo creciente de depresión e ideación suicida, con cientos de casos registrados oficialmente en Europa.

Una alerta que llega tarde

El pasado 9 de mayo de 2025, la AEMPS confirmó lo que muchos pacientes y expertos independientes venían denunciando desde hace años: Existen casos de ideación suicida en personas tratadas con finasterida, especialmente en aquellos que la usan para la alopecia androgénica.

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La frecuencia de este efecto adverso es “desconocida”, pero la gravedad es tal que la EMA ha ordenado incluir advertencias reforzadas en los envases y prospectos, así como tarjetas informativas para los pacientes.

El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC) de la EMA ha revisado el riesgo de ideación suicida y suicidio asociado tanto a finasterida como a dutasterida, medicamentos que actúan inhibiendo la 5-alfa-reductasa.

La revisión concluye que el nivel de evidencia varía según la indicación y el principio activo, pero la señal de alarma es clara: el riesgo existe y puede ser devastador.

La experiencia real de los pacientes

Como periodista de investigación, he recibido decenas de testimonios de afectados por finasterida a través de mi blog y redes sociales. Muchos de ellos relatan un calvario que comienza con síntomas aparentemente leves -disminución de la libido, problemas de erección, alteraciones en la eyaculación- y que, en algunos casos, desemboca en un cuadro depresivo severo, ansiedad, ataques de pánico e incluso pensamientos suicidas.

“Lo que no suele contarse sobre Propecia (marca del «crecepelo» en cuestión), es que existen decenas de juicios por los daños que causa y se han producido suicidios tras su ingesta. Además de impotencia, problemas de líbido, visión y concentración, ofrece depresión severa e ideación suicida”, recoge un testimonio en mi blog (os dejo todo lo que he publicado sobre este medicamento).

El llamado “Síndrome post-finasterida” (SPF) es una realidad reconocida en la literatura científica, aunque negada o minimizada por buena parte del estamento médico.

Quienes lo padecen describen una persistencia de los síntomas incluso tras suspender el tratamiento, sin que exista tratamiento eficaz conocido. La Fundación que lleva el nombre del síndrome recopila estudios y casos, subrayando la gravedad del problema y la falta de respuesta institucional.

313 casos de ideación suicida reconocidos por la EMA

Según los datos más recientes, la EMA ha registrado 313 casos de ideas suicidas asociadas al uso de finasterida en Europa. Esta cifra, lejos de ser anecdótica, representa solo la punta del iceberg, ya que la infranotificación de efectos adversos es una constante en farmacovigilancia.

Muchos pacientes no relacionan sus síntomas con el medicamento o, peor aún, son desoídos o ridiculizados por sus médicos.

Propecia (finasterida 1 mg) y sus genéricos se recetan a hombres jóvenes, de entre 18 y 41 años, para combatir la caída del cabello. El prospecto indica que debe tomarse una pastilla al día durante el tiempo que el médico indique, lo que en la práctica puede traducirse en años de exposición continuada a un principio activo que altera el equilibrio hormonal y puede desencadenar efectos devastadores.

La contradicción es flagrante: Un medicamento para un problema estético, recetado de por vida, con riesgos que incluyen disfunción sexual permanente, depresión, suicidio e incluso, según algunos estudios, un posible aumento del riesgo de cáncer de mama en mujeres y de próstata en hombres (aunque este último punto sigue siendo objeto de debate).

En mi blog he publicado testimonios de hombres jóvenes que, tras meses o años de tratamiento, desarrollaron síntomas como:

  • Disminución de la densidad del semen y problemas de erección.
  • Dolor testicular y sensibilidad mamaria (ginecomastia).
  • Depresión, ansiedad, insomnio y crisis de pánico.
  • Pérdida de autoestima y aislamiento social.
  • Persistencia de los síntomas mucho después de suspender el fármaco.
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Uno de los relatos más estremecedores describe cómo, tras dejar la finasterida, los síntomas físicos y psicológicos tardaron años en remitir, y algunos, como la ginecomastia o alteraciones cutáneas, permanecieron de forma crónica.

Otro afectado cuenta cómo la reintroducción del medicamento desencadenó una recaída inmediata en las crisis de ansiedad y pánico, confirmando la relación causal.

Respuesta institucional tardía

La actualización de los prospectos y la inclusión de tarjetas informativas son medidas necesarias, pero insuficientes.

La evidencia acumulada durante años, tanto en la literatura científica como en los registros de farmacovigilancia y los tribunales, exige una revisión profunda de la relación beneficio-riesgo de la finasterida, especialmente cuando se prescribe para una indicación NO vital como la alopecia.

La propia AEMPS reconoce que no se ha identificado una relación causal con la ideación suicida en el caso de la finasterida tópica, pero sí con la formulación oral, la más utilizada para la calvicie masculina.

En cuanto a la dutasterida (trece casos de ideación suicida registrados), otro inhibidor de la 5-alfa-reductasa, se considera que podría compartir este efecto adverso por su mecanismo de acción similar.

¿Por qué siguen recetándose estos medicamentos?

La respuesta es compleja, pero tiene que ver con la presión de la industria farmacéutica, la banalización de los riesgos en la consulta médica y la falta de formación e información veraz para los usuarios.

Muchos dermatólogos y médicos de atención primaria desconocen el alcance real de los efectos adversos o los minimizan, atribuyéndolos a factores psicológicos o a la “sugestión” de los afectados.

Mientras tanto, los laboratorios continúan promocionando la finasterida como una solución segura y eficaz para la alopecia, sin advertir de forma clara y contundente sobre los riesgos potenciales.

El resultado es una epidemia silenciosa de daños que afecta, en muchos casos, a hombres jóvenes y sanos, que ven truncada su calidad de vida por un medicamento que nunca debió ser banalizado.

En los últimos años, decenas de afectados han iniciado acciones legales contra los fabricantes de finasterida y sus genéricos, reclamando indemnizaciones por los daños sufridos.

En España, desde Miguel Jara & Abogados, estamos recopilando casos y asesorando a quienes han visto su vida destrozada por un medicamento que se vendió como inocuo. La jurisprudencia internacional ya ha reconocido la existencia del “Síndrome post-finasterida” y la responsabilidad de los laboratorios en la falta de información adecuada sobre los riesgos.

¿Qué puedes hacer si eres afectado?

Si has tomado finasterida y experimentas alguno de los siguientes síntomas:

  • Disfunción sexual persistente (pérdida de libido, impotencia, alteraciones en la eyaculación).
  • Síntomas depresivos, ansiedad, insomnio o ideación suicida.
  • Cambios físicos inexplicables (ginecomastia, alteraciones cutáneas).

Te recomendamos:

  • Acudir a tu médico y exigir una evaluación exhaustiva.
  • Solicitar la suspensión del tratamiento si los síntomas persisten o empeoran.
  • Notificar los efectos adversos a la AEMPS o al sistema de farmacovigilancia de tu país.
  • Buscar asesoramiento legal especializado (en Miguel Jara & Abogados analizamos casos).

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