¿Qué daños pueden provocar las vacunas de ARNm COVID-19? Un resumen fácil de entender
Una enfermera española (obvio su nombre para preservar su intimidad) me cuenta su experiencia tras recibir la vacuna contra la COVID-19, ya que desde entonces sufre problemas de salud graves que no se le han resuelto después de casi cuatro años.
Relata que ha publicado un artículo en una revista médica en el que revisa cómo funcionan las vacunas COVID-19 y cómo pueden aparecer efectos secundarios graves, aunque sean poco frecuentes.

En su estudio, explica que las vacunas activan el sistema de defensas del cuerpo, pero en algunos casos pueden desencadenar una reacción en cadena que afecta a varios órganos, como el corazón, el cerebro, el sistema digestivo y la circulación.
Estas reacciones pueden causar síntomas crónicos e incapacitantes, como fatiga extrema, problemas neurológicos, mareos, dolores y malestar digestivo, entre otros. Según su revisión de literatura científica, esto se debe a una serie de respuestas del cuerpo, como alergias, inflamación, problemas en los vasos sanguíneos y alteraciones en el sistema nervioso y digestivo.
La autora pide que se investigue más sobre estos efectos secundarios, que se reconozcan oficialmente y que se busquen pruebas y tratamientos para las personas afectadas. Recomienda hacer análisis específicos para detectar anticuerpos y otras señales en la sangre que ayuden a entender mejor estos problemas.
Lamenta que las autoridades sanitarias no estén prestando atención a quienes sufren estos efectos y denuncia el abandono institucional, ya que muchas personas se sienten invisibles y sin apoyo.
Aclara que no está en contra de las vacunas, pero recuerda que, como cualquier medicamento, pueden tener efectos secundarios y es importante reconocerlos y ayudar a quienes los padecen. Pide comprensión, investigación y soluciones para mejorar la vida de los afectados.
Las pruebas científicas de los daños de las vacunas ARNm (Pfizer y Moderna)
Este resumen explica, de forma muy sencilla y clara, los principales daños y problemas de salud que se han identificado en algunas personas tras recibir la vacuna de ARNm contra la COVID-19, especialmente la de Pfizer, basándose en una revisión científica reciente y en otros estudios relevantes.
Las vacunas de ARNm, como la de Pfizer y Moderna, enseñan a nuestro cuerpo a defenderse del coronavirus. Lo hacen usando un “mensaje” (ARNm) que le dice a nuestras células cómo fabricar una parte del virus (la proteína “pico”).
Así, el sistema inmunitario aprende a reconocer y atacar al virus real si nos infectamos. Para que ese mensaje llegue bien a las células, va envuelto en unas gotitas de grasa muy pequeñas llamadas nanopartículas lipídicas.
Estas vacunas, como cualquier medicamento, pueden causar efectos secundarios. La mayoría son leves, pero en algunos casos se han observado problemas más serios.
¿Qué daños o problemas se han detectado?
1. Problemas en el corazón
Uno de los daños más estudiados es la inflamación del corazón, llamada miocarditis, y la inflamación de la capa que lo recubre, llamada pericarditis. Estos problemas se han visto sobre todo en chicos jóvenes, normalmente después de la segunda dosis de la vacuna. Aunque asustan, la mayoría de los casos han sido leves y se han curado en pocos días, sin dejar secuelas.
2. Problemas neurológicos
Algunas personas han tenido problemas en el sistema nervioso después de vacunarse. Estos incluyen:
- Dolor de cabeza fuerte y persistente.
- Problemas de memoria y concentración.
- Mareos y desmayos.
- Inflamación de nervios (como la parálisis de Bell, que afecta la cara).
- Casos raros de enfermedades como el síndrome de Guillain-Barré (una enfermedad que debilita los músculos), encefalomielitis (inflamación del cerebro y médula), convulsiones y pérdida de olfato o audición.
Estos problemas son poco frecuentes, pero pueden ser graves y durar mucho tiempo en algunos casos.

3. Problemas autoinmunes y de inflamación
En algunas personas, la vacuna puede hacer que el sistema inmunitario se confunda y ataque partes del propio cuerpo. Esto se llama reacción autoinmune. Se han visto casos de:
Síndrome de Fatiga Crónica, donde la persona se siente agotada todo el tiempo y no mejora con descanso.
Enfermedades autoinmunes que afectan la sangre, como la trombocitopenia (bajada de plaquetas).
Inflamación de vasos sanguíneos (vasculitis).
Dolores musculares y debilidad (miositis).
4. Problemas digestivos y otros órganos
Algunas personas han tenido problemas digestivos, como dolor de barriga, diarrea o malestar general. También se han visto casos de inflamación en el hígado y otros órganos, aunque son menos frecuentes.
5. Otros efectos raros
Se han notado casos de reactivación de virus antiguos, como el de la varicela, y problemas en el sistema reproductivo, aunque esto último sigue en estudio. También se han visto alteraciones en la presión arterial y problemas temporales con la circulación.
¿Por qué ocurren estos daños?
Las vacunas de ARNm activan el sistema de defensas de forma muy fuerte para que aprenda a luchar contra el virus. Pero a veces, esa activación es tan intensa que puede causar inflamación en distintas partes del cuerpo. Además, la proteína “pico” que fabrican las células tras la vacuna puede circular por el cuerpo y, en personas sensibles, provocar reacciones inesperadas.
La revisión científica destaca que, aunque la mayoría de la gente solo tiene molestias leves (como dolor en el brazo, fiebre o cansancio), hay personas que sufren efectos graves y duraderos. En estos casos, los síntomas pueden parecerse mucho a los del COVID-19 persistente (cuando la enfermedad deja secuelas durante meses), porque el cuerpo sigue en estado de alerta y con inflamación.
La mayoría de los efectos secundarios desaparecen en pocos días o semanas. Sin embargo, un pequeño grupo de personas sufre síntomas crónicos e incapacitantes, como cansancio extremo, dolores, problemas de concentración y malestar general, que pueden durar meses o incluso años6.
¿Cómo se pueden detectar estos daños?
La revisión recomienda hacer análisis especiales para detectar anticuerpos y señales de inflamación en la sangre. Así se puede saber si el sistema inmunitario está reaccionando de forma exagerada. También se aconseja vigilar a las personas que han tenido reacciones fuertes tras la vacuna, para poder tratarlas a tiempo y evitar complicaciones.
Muchas personas que tienen estos daños se sienten solas y sin apoyo, porque a veces no se les cree o no se les da atención médica adecuada. Por eso, los expertos piden que se reconozcan oficialmente estos problemas, que se investigue cómo prevenirlos y tratarlos, y que se dé apoyo a los afectados.
¿Qué se puede hacer para mejorar la situación?:
- Investigar más sobre los efectos secundarios graves y cómo prevenirlos.
- Hacer análisis a las personas que tienen síntomas raros o graves después de vacunarse.
- Informar bien a la población, sin alarmar, pero tampoco ocultar los posibles riesgos.
- Ofrecer tratamientos y apoyo a quienes sufren daños duraderos tras la vacuna.
- Escuchar y reconocer a los afectados, para que no se sientan abandonados.
En resumen: Es fundamental reconocer los daños, investigarlos y apoyar a los afectados.
Como ocurre con todo, ya que estamos inmersos en un contexto muy poderoso que se controla desde arriba, actuamos como el pez en la pecera: solamente hay un tipo de agua que puede beber.
Pero actuamos así por ignorancia, por comodidad estúpida y además suicida.
Aplicado a lo que se nos cuenta en el artículo:
¿Ya hemos olvidado qué segmentos de población eran los potencialmente afectados por el virus? ¿Por qué se aplica entonces la vacuna indiscriminadamente?
¿Hemos olvidado las mentiras y la corrupción en el proceso de producción y venta? ¿Ya no recordamos, tampoco, las no-pruebas con las que las compañías justificaron en sus informes oficiales la utilidad de la vacuna?
No impiden el contagio ni la transmisión… ¿alguien a la escucha?
¿Y los tratamientos basados en plasma y otros durante el primer año (2020) y que les costó el puesto y en algún caso la vida a medicos e investigadores valientes y libres?
¿Dónde están las investigaciones sobre aquello?
Por lo tanto: mientras utilicemos los términos y los elementos del «otro», pese a las pruebas y dudas sobre todo el proceso que se lleva imponiendo oficialmente desde 2020… somos el pez en la pecera.
Saludos