Datos que desmontan el paripé del pasaporte Covid, la persecución de los no vacunados y la vacunación infantil
La crisis de la Covid está suponiendo la mayor campaña de censura de la historia. No es sólo que los grandes operadores de comunicaciones y redes sociales (Google, Facebook, LinkedIn, Twitter o You Tube) estén dificultando la difusión de cualquier mensaje crítico. No, es que los medios de comunicación tradicionales, cuando no emiten bulos, dejan de publicar lo que pueda no resultar del agrado de quienes ostentan la versión oficial.
Esta censura no tiene un color político concreto. Dejan de publicar artículos apalabrados porque el resultado no era lo que esperaban desde medios supuestamente críticos con eso que podemos llamar el «sistema», hasta periódicos en teoría «liberales».
En uno de ellos, el diario económico Expansión, publica desde hace diez años con total libertad Fernando del Pino Calvo Sotelo, una persona a la que no conozco, que pertecene a una de las familias más adineradas de España (su hermano es dueño de la constructora Ferrovial).
No creo que sea un «peligroso antisistema» pues. Pero un artículo titulado Basta ya, en el último minuto y de modo injustificable, el medio lo censuró y retiró cuando iba a publicarse.
¿Qué expone el escrito? Pues algo muy bien documentado, una crítica a cómo se está gestionando esta crisis planetaria:
Esta locura debe acabar -comienza el texto de Del Pino-. El programa de vacunación masiva con vacunas y terapias genéticas en gran medida experimentales para combatir una enfermedad que cursa leve para la inmensa mayoría de la población se está convirtiendo en un escándalo de salud pública, y su extensión a niños y adolescentes sanos es simplemente inmoral«.
Cita el autor «la histeria colectiva creada por el contubernio político-mediático-farmacéutico, que impulsa una vacunación que «no protege a los niños de nada, pues para ellos el es levísimo, ni protege a sus padres o abuelos, pues los contagios de niño a adulto son inhabituales[1] (…) estas vacunas no impiden ni el contagio ni la transmisión[2], como estamos viendo».
Son cosas que nosotros también hemos documentado en post como Vacunar a niños con la vacuna Pfizer cuyo ensayo clínico termina en mayo de 2023 o este otro titulado El sinsentido de vacunar de la Covid a niños: ¿Más riesgos que beneficios?
Cita los posibles efectos adversos de esta vacunas que aún están probándose, daños al corazón sobre los que también hemos publicado:
Una miríada de estudios y datos epidemiológicos recientes confirman que las vacunas y terapias genéticas no impiden ni el contagio ni la transmisión del covid y que su eficacia para reducir la gravedad se ha reducido mucho -argumenta-.
Hace poco nos decían que dos dosis y un 70% de inmunidad de rebaño acabarían con la epidemia. Ahora son tres o cuatro dosis (¡en pocos meses!) y un 95%. Vaya tomadura de pelo».
El «desmedido afán de lucro de las empresas farmacéuticas, la incalificable campaña de terror mediática y oscuros intereses políticos propiciaron desde un principio que el foco se pusiera en reducir el número de contagios y no el de muertes, algo absurdo en una enfermedad que cursa leve para la mayoría
(…) se torpedeó sistemáticamente la aparición de tratamientos baratos y prometedores dirigidos sólo a los enfermos de riesgo y se hizo creer a la opinión pública que la única esperanza eran unas lucrativas vacunas poco testadas y dirigidas a toda la población.
Una vez vacunada la población de riesgo era imprudente y estéril continuar vacunando indiscriminadamente, pero nos dijeron que las vacunas pararían la epidemia y nos devolverían a la normalidad».
Y esto parece el cuento de nunca acabar porque no conseguimos recuperar la normalidad. Es que además, atentos:
Las altas tasas de vacunación no están frenando los contagios. En septiembre, un estudio realizado en 68 países observó que, al contrario de lo esperado, ‘las zonas con mayor porcentaje de población totalmente vacunada tenían más casos de Covid por cada millón de habitantes[4]’.
(…) los vacunados que enferman de Covid parecen ser ligeramente más contagiosos que los no vacunados, con una carga viral similar[5]. Para más inri, otro artículo científico ponía de manifiesto que ‘la aparición y frecuencia de nuevas variantes resistentes a las vacunas está fuertemente correlacionada con las tasas de vacunación[6]’, es decir, que a mayor porcentaje de vacunados, más variantes».
Las vacunas Pfizer y Astrazeneca (85% de las vacunas administradas en España) no tienen «ninguna eficacia» para prevenir la infección de Covid pocos meses después de su inoculación, y su eficacia para reducir la gravedad y muerte ha caído hasta un «indetectable» 42% seis meses después de vacunarse[7].
No olviden -advierte Del Pino- que todos estos datos son anteriores a la llegada de la famosa variante Omicron, convertida en chivo expiatorio del fiasco vacunal.
Quizá por ello, según el Ministerio de Sanidad actualmente en España el 71% de los hospitalizados y el 80% de los muertos por Covid mayores de 60 años son personas perfectamente vacunadas[8]».
Las pruebas científicas comienzan a ser abrumadoras. «The Lancet con datos de varios países ha denunciado ‘la gran negligencia’ de las autoridades sanitarias al negar tal evidencia[9] en una cínica huida hacia adelante.
En Alemania ‘seis de cada diez casos sintomáticos de Covid mayores de 60 son personas totalmente vacunadas [ya son siete de cada diez], proporcionando una clara evidencia de la creciente relevancia de los vacunados como posible fuente de transmisión».
En el Reino Unido, nueve de cada diez nuevos casos de Covid entre mayores de 60 años «se produjeron entre los totalmente vacunados», y una semana antes «la tasa de casos de Covid por 100.000 había sido mayor entre el subgrupo de vacunados que en el de no vacunados» de 30 años o más.
Y en Israel un brote hospitalario cuya fuente había sido un paciente vacunado tuvo como resultado que «catorce pacientes totalmente vacunados enfermaron gravemente o murieron, mientras que los dos pacientes no vacunados desarrollaron una enfermedad leve».
The Lancet concluye:
Es una gran negligencia ignorar a la población vacunada como una fuente de transmisión posible y relevante».
Y en su artículo censurado, que suscribo en casi su totalidad, Del Pino indica:
Estos datos desmontan por completo el paripé del pasaporte covid, la persecución de los no vacunados y los programas de vacunación infantil».
La desquiciante fiebre de los “datos”: pan pa’ hoy y hambre pa’ mañana.
Mentiras, verdades y datos.
Con casi los mismos datos “sobre la mesa”, hoy se impone una medida sociosanitaria que mañana será suspendida.
AQUI TE PILLO AQUI TE DATO.
DATAMANIACS:
– La ministra: Un dato no hace granero, pero me entretiene al reportero
– La analista: Dame datos, que donde hay datos hay apaño
– La experta: Con la de datos que hay, quién necesita pensar
– Los sociópatas: Dato a dato hasta la datadominación total
– La ciudadana: Y a mí qué, mientras no se me quede el móvil sin datos…
– El prudente: Yo simplemente evito lo que me da tos
– La escritora: ¡Qué datartazgo!, me traslado a la postdata
– (…)
Una sociedad abrumada con datos que no puede abarcar, comprender ni manejar, superDATADA pues, no es necesariamente más inteligente. Pero abre el camino para su sustitución (de ambas: la inteligencia y la sociedad) por la “inteligencia” artificial.
“¡Ojo al dato, señores!”
Qué razón tenía aquel.
Me pregunto Miguel y demás personas que lean este comentario: ¿Se puede ganar un pleito contra «el diablo»?
Al decir contra»el diablo», me refiero a contra la irracionalidad… contra la ausencia de honestidad, contra un egocentrismo agudo, contra quien no se atiene a los hechos, contra quien en su ignorancia y miedo agudo no comprende la importancia de vivir con la verdad y solo se aferra a aquello que le proporcione seguridad psicologica… contra quien por su irracionalidad no tiene impedimento a imponer por la fuerza…
A partir de aquí, ¿se comprende la locura de la situación en que se está?
Y con esto no se habla de resignación, aceptación o abandono… para nada, todo lo contrario.
Simplemente, es muy común enredarse con las consecuencias sin atender la causa.
Y solo cuando se atiende la causa se puede tratar de paliar los sintomas o consecuencias, mientras estos duren o mientras simplemente desaparecen.
Pregunto: ¿Cuál es la causa de esta situación? ¿Cuál es verdaderamente está situación? ¿Es esta situación algo total en si misma o es solo una parte o expresión de un todo mayor tan viejo como la propia confusión humana?
Por favor no hablo desde la ingenuidad ni el desconocimiento, tampoco con esto digo que veo todo lo que sucede.
Pero me parece imprescindible enfrentar verdadera y profundamente estas cuestiones… examinar y esclarecer.
Y para esclarecer es imprescindible mirar, descubrir y toparse con el error en que se esté o aquello que nos está pasando desapercibido.
Y solo con verdadero escepticismo, verdadero examen, puede descubrirse aquello que está pasandonos desapercibido.
Dicen que Sócrates decía: «La vida no examinada no merece ser vivida».
Y a esto me atengo.
¿Se puede ganar un pleito contra el diablo, cuando está igualmente el diablo manejando los hilos, con inmenso poder y sin escrupulo o freno racional alguno?
He oído comúnmente hablar de batalla, de pelea, de lucha… Y solo en las consecuencias hay pelea y batalla… ¿Y que batalla es esa con semejante desigualdad de condiciones? ¿Entraría en batalla quien ve clara y obscenamente su inmensa inferioridad y la disposición de su contrincante a aplastarle de la forma que sea precisa sin escrúpulo alguno?
Al atender la causa, en el esclarecer, en el ilustrar, en el liberar aquello que está limitado… ¿Hay lucha o batalla alguna?
¿Pelea acaso la luz o la libertad con la oscuridad o la limitación?
Por favor, esto no es poesia o palabrería… Se está señalando algo imprescindible que valorar al menos.
¿Es que acaso es falso que esa supuesta batalla, lucha o pelea, es algo perdido de antemano?
¿No se está por tanto desperdiciando la energía en algo «inutil», quedando así lo útil sin aprovechar?
¿Qué está sucediendo cuando se pelea contra las consecuencias sin atender la causa?
Incito al cuestionamiento propio. Insisto en la necesidad de ser escéptico respecto a los propios pasos y caminos marcados… La necesidad de examinar y examinarse.
Dicen que un hombre seguro de si mismo es un hombre muerto… Cuanta verdad hay en está afirmación!!
Se confunde lo que la libertad es… Se piensa en la libertad como un fin, recompensa o premio que conseguir o una meta a la que llegar.
La libertad no está al final… La libertad es el principio.
Libertad para poder ver las cosas tal y como son… Amplia y claramente.
Libertad de aquello que impide y limita la visión.
Sin esto, simplemente se estará tratando de mirar atraves de un cristal sucio sin antes limpiar la suciedad del cristal.
Y todo se verá borroso, manchado, confuso, sesgado… limitado.
Por mucho que se quiera, que uno se esfuerce por mirar más allá… La suciedad condicionará, limitará, impedirá la visión.
Y la suciedad seguirá sin ser atendida, limpiada.
Se busca certidumbre, seguridad psicologica… Se cree saber que es lo correcto y que es lo necesario.
Y eso también es conformidad.
El sistema, la forma en que todo sucede, no es algo ajeno a cada uno de nosotros… Al reves, es consecuencia de como funciona el ser humano.
¿Y de que sirve pelearse con consecuencias o efectos, si uno en si mismo sigue siendo la causa?
Por favor, no se está acusando ni menospreciando la dedicación de nadie… Al contrario, se busca la mayor efectividad y exactitud en las acciones.
Y la fragmentación es lo común, el vivir en confusión, ignorancia y sufrimiento personal y desde ahí actuar como reacción.
Por tanto no es cuestión de actuar o no actuar, de hacer o no hacer… Sino de desde donde se actúa, de donde nace la acción: ¿de la amplitud o de la limitación personal? ¿Del estar enredado con efectos que son tomados como causas? ¿O de la comprensión o conocer directo de la causa primera de todo error y la comprensión de la necesidad de examinar lo que sucede?
Seguro que nadie se atrevería a negar la máxima antes mencionada puesta en boca de Sócrates …»una vida no examinada no merece ser vivida»… Sin embargo, ¿es esto verdaderamente un hecho en nuestras vidas? ¿Vivimos así? ¿O se vive en conformidad y satisfacción, en pelea y lucha, contra aquello tomado por lo externo o separado de nosotros?
¿Es la crisis exterior diferente a la interior? ¿O solamente existe de hecho la crisis interna, y lo que sucede externamente es simplemente un reflejo, un síntoma, una consecuencia o un efecto de lo que internamente sucede en cada ser que se relaciona?
Llevo unos dias viendo los comentarios de una entrada de esta web sobre farmacos antipsicóticos… Una entrada con 1200 comentarios sino recuerdo mal, donde personas comparten sus vivencias y situación respecto a como se encuentran con sus tratamientos farmacológicos o al ir dejando de tomarlos.
Por favor, esa es la realidad!!
No solo en quien lo vive agudamente en una temporada de su vida o que se ve envuelto en esa voragine por siempre… No es solo lo denominado agudo, psicótico, loco, quien tiene el problema.
No es solo el agudamente diagnosticado como enfermo depresivo… No es solo el mal llamado enfermo mental.
Confundimos la agudización o el disfuncionalismo social agudo, con que eso sea únicamente el enfermo o «loco».
Miremos nuestras vidas detenidamente… Miremos nuestra vida aquellos que nos creemos o llamamos sanos o cuerdos.
¿No hay conflicto en nosotros? ¿O es que no es problema mientras no se agudice? ¿Qué nos muestran nuestras relaciones, del tipo que sean, respecto a nuestro estado y funcionamiento psicologico?
¿Qué es verdaderamente lo denominado «enfermedad mental»?
Ahora está de moda hablar de la salud mental… ¿Qué se supone que es alguien enfermo, sano o cuerdo?
Insisto… ¿Llamamos loco solo a la agudización de la locura?
¿No es un inmenso error, tan común en el funcionamiento humano actual, dedicar solo supuesta atención a aquello cuando ya es agudo y desbordante, ignorandolo en sus menores expresiones, cuando es atajable con facilidad, sin atender la causa única y primera? ¿No es cierto que dejamos, en nuestra ignorancia y conformismo, en nuestra mediocridad, que todo se enquiste, se agudice y se agrave?
De nuevo la prevención y atención… Y el dejar que el rio se desborde para tratar de curar tarde y mal.
¿Esque está en sus cabales quien funciona fragmentariamente? ¿Quien no se atiene a los hechos? ¿Quién funciona egocentricamente? ¿Quién vive seguro de lo que cree sin escuchar a otros y sin pedir explicaciones cuando algo no ve claro?
¿Es un ser cuerdo quien no es escéptico verdaderamente a cerca de creer ya estar siendo escéptico?
¿No es certeza y seguridad psicologica lo que los denominados psicóticos buscan? ¿Y no es lo mismo lo que buscan la inmensa mayoría de este mundo? ¿No es eso en lo que está basada esta sociedad y el sistema?
El que gobierna desde un conglomerado de poderes económicos, geopoliticos y militares… ¿Qué busca?
Y el que vive oprimido en la miseria… ¿Qué vive en su interior?
¿No buscan ambos lo mismo? ¿No buscan ambos seguridad psicologica?
¿Que proporciona el dinero y el cumulo de riquezas materiales sino es sensación de seguridad psicologica?
¿Qué motivo hay tras el actuar de un magnate, de un gobernante, de un totalitarista, de un empresario, de un trabajador, un obrero, un desempleado o de quién vive en la miseria?
¿Cuál es el factor común de todas las personas?
Ignorancia, sufrimiento-miedo y búsqueda de sensación de seguridad psicológica.
¿Se basa esta búsqueda de seguridad psicológica en lo racional?
¿O es un movimiento irracional, limitado por un funcionamiento egocéntrico?
Incesantemente se habla de miedo y control… ¿Quién busca control vive sin miedo?
Por favor, no es útil rechazar está cuestión o responderla superficialmente.
No se buscan respuestas tradicionales o comunes al plantear estas cuestiones… se está incitando a inquirir y esclarecer sin caer en limitadas o superficiales conclusiones o quedar enredado en teorias o suposiciones.
¿Qué está ocurriendo en aquella persona que vive un brote o estado psicótico?
Para enfrentar está cuestión, lo primero necesario es poner orden al respecto de la denominación de enfermedades mentales.
Cuando he leído alguno de los 1200 comentarios, no he visto que lo necesario fuera otra cosa diferente a lo que todos necesitamos comprender.
Todo adecuándose a cada situación e idiosincrasia personal obviamente, pero eso no quiere decir que el factor predominante sea el mismo: la ignorancia al respecto de lo que sucede en uno mismo y en el ser humano por ende.
Estamos enfermos de ignorancia… Mal cuidados, mal educados, mal guiados, mal acompañados…
Por tanto, repito la cuestión: ¿está uno limitado y fragmentado, enredado en consecuencias peleando en obvia inferioridad, en vez de estar examinando y tratando con la causa?
¿Está uno «huyendo hacía delante»? ¿Huyendo de lo que en uno mismo sucede, en ignorancia confundiendo los efectos con la causa? ¿Como el que pelea y lucha inútil e irracionalmente, tratando que el agua fluya en un cauce seco… en vez de al examinar, descubrir y conocer directamente lo que sucede… y al comprenderlo, liberar al rio de aquello que lo ha apresado e impedido su fluir natural?
Hola Miguel,
La referencia 9 y otras no tienen link. ¿Podrías proporcionar al final de los artículos las referencias? Quizá están y yo no lo encuentro.
Muchas gracias por tus artículos y por la labor que haces.
Saludos,
Noelia
Un artículo contundente donde los haya que aborda con rigor todos los entresijos de la crisis sanitaria. Un saludo.
Me pregunto Miguel y demás personas que lean este comentario: ¿Se puede ganar un pleito contra «el diablo»?
Al decir contra»el diablo», me refiero a contra la irracionalidad… contra la ausencia de honestidad, contra un egocentrismo agudo, contra quien no se atiene a los hechos, contra quien en su ignorancia y miedo agudo no comprende la importancia de vivir con la verdad y solo se aferra a aquello que le proporcione seguridad psicologica… contra quien por su irracionalidad no tiene impedimento a imponer por la fuerza…
A partir de aquí, ¿se comprende la locura de la situación en que se está?
Y con esto no se habla de resignación, aceptación o abandono… para nada, todo lo contrario.
Simplemente, es muy común enredarse con las consecuencias sin atender la causa.
Y solo cuando se atiende la causa se puede tratar de paliar los sintomas o consecuencias, mientras estos duren o mientras simplemente desaparecen.
Pregunto: ¿Cuál es la causa de esta situación? ¿Cuál es verdaderamente está situación? ¿Es esta situación algo total en si misma o es solo una parte o expresión de un todo mayor tan viejo como la propia confusión humana?
Por favor no hablo desde la ingenuidad ni el desconocimiento, tampoco con esto digo que veo todo lo que sucede.
Pero me parece imprescindible enfrentar verdadera y profundamente estas cuestiones… examinar y esclarecer.
Y para esclarecer es imprescindible mirar, descubrir y toparse con el error en que se esté o aquello que nos está pasando desapercibido.
Y solo con verdadero escepticismo, verdadero examen, puede descubrirse aquello que está pasándonos desapercibido.
Dicen que Sócrates decía: «La vida no examinada no merece ser vivida».
Y a esto me atengo.
¿Se puede ganar un pleito contra el diablo, cuando está igualmente el diablo manejando los hilos, con inmenso poder y sin escrúpulo o freno racional alguno?
He oído comúnmente hablar de batalla, de pelea, de lucha… Y solo en las consecuencias hay pelea y batalla… ¿Y que batalla es esa con semejante desigualdad de condiciones? ¿Entraría en batalla quien ve clara y obscenamente su inmensa inferioridad y la disposición de su contrincante a aplastarlo de la forma que sea precisa sin escrúpulo alguno?
Al atender la causa, en el esclarecer, en el ilustrar, en el liberar aquello que está limitado… ¿Hay lucha o batalla alguna?
¿Pelea acaso la luz o la libertad con la oscuridad o la limitación?
Por favor, esto no es poesía o palabrería… Se está señalando algo imprescindible que valorar al menos.
¿Es que acaso es falso que esa supuesta batalla, lucha o pelea, es algo perdido de antemano?
¿No se está por tanto desperdiciando la energía en algo «inutil», quedando así lo útil sin aprovechar?
¿Qué está sucediendo cuando se pelea contra las consecuencias sin atender la causa?
Incito al cuestionamiento propio. Insisto en la necesidad de ser escéptico respecto a los propios pasos y caminos marcados… La necesidad de examinar y examinarse.
Dicen que un hombre seguro de si mismo es un hombre muerto… Cuanta verdad hay en está afirmación!!
Se confunde lo que la libertad es… Se piensa en la libertad como un fin, recompensa o premio que conseguir o una meta a la que llegar.
La libertad no está al final… La libertad es el principio.
Libertad para poder ver las cosas tal y como son… Amplia y claramente.
Libertad de aquello que impide y limita la visión.
Sin esto, simplemente se estará tratando de mirar atraves de un cristal sucio sin antes limpiar la suciedad del cristal.
Y todo se verá borroso, manchado, confuso, sesgado… limitado.
Por mucho que se quiera, que uno se esfuerce por mirar más allá… La suciedad condicionará, limitará, impedirá la visión.
Y la suciedad seguirá sin ser atendida, limpiada.
Se busca certidumbre, seguridad psicologica… Se cree saber que es lo correcto y que es lo necesario.
Y eso también es conformidad.
El sistema, la forma en que todo sucede, no es algo ajeno a cada uno de nosotros… Al reves, es consecuencia de como funciona el ser humano.
¿Y de que sirve pelearse con consecuencias o efectos, si uno en si mismo sigue siendo la causa?
Por favor, no se está acusando ni menospreciando la dedicación de nadie… Al contrario, se busca la mayor efectividad y exactitud en las acciones.
Y la fragmentación es lo común, el vivir en confusión, ignorancia y sufrimiento personal y desde ahí actuar como reacción.
Por tanto no es cuestión de actuar o no actuar, de hacer o no hacer… Sino de desde donde se actúa, de donde nace la acción: ¿de la amplitud o de la limitación personal? ¿Del estar enredado con efectos que son tomados como causas? ¿O de la comprensión o conocer directo de la causa primera de todo error y la comprensión de la necesidad de examinar lo que sucede?
Seguro que nadie se atrevería a negar la máxima antes mencionada puesta en boca de Sócrates …»una vida no examinada no merece ser vivida»… Sin embargo, ¿es esto verdaderamente un hecho en nuestras vidas? ¿Vivimos así? ¿O se vive en conformidad y satisfacción, en pelea y lucha, contra aquello tomado por lo externo o separado de nosotros?
¿Es la crisis exterior diferente a la interior? ¿O solamente existe de hecho la crisis interna, y lo que sucede externamente es simplemente un reflejo, un síntoma, una consecuencia o un efecto de lo que internamente sucede en cada ser que se relaciona?
Llevo unos dias viendo los comentarios de una entrada de esta web, sobre fármacos antipsicóticos… Una entrada con 1200 comentarios sino recuerdo mal, donde personas comparten sus vivencias y situación respecto a como se encuentran con sus tratamientos farmacológicos o al ir dejando de tomarlos.
Por favor, esa es la realidad!!
No solo en quien lo vive agudamente en una temporada de su vida o que se ve envuelto en esa vorágine por siempre… No es solo lo denominado agudo, psicótico, loco, quien tiene el problema.
No es solo el agudamente diagnosticado como enfermo depresivo… No es solo el mal llamado enfermo mental.
Confundimos la agudización o el disfuncionalismo social agudo, con que eso sea únicamente el enfermo o «loco».
Miremos nuestras vidas detenidamente… Miremos nuestra vida aquellos que nos creemos o llamamos sanos o cuerdos.
¿No hay conflicto en nosotros? ¿O es que no es problema mientras no se agudice? ¿Qué nos muestran nuestras relaciones, del tipo que sean, respecto a nuestro estado y funcionamiento psicológico?
¿Qué es verdaderamente lo denominado «enfermedad mental»?
Ahora está de moda hablar de la salud mental… ¿Qué se supone que es alguien enfermo, sano o cuerdo?
Insisto… ¿Llamamos loco solo a la agudización de la locura?
¿No es un inmenso error, tan común en el funcionamiento humano actual, dedicar solo supuesta atención a aquello cuando ya es agudo y desbordante, ignorándolo en sus menores expresiones, cuando es atajable con facilidad, sin atender la causa única y primera? ¿No es cierto que dejamos, en nuestra ignorancia y conformismo, en nuestra mediocridad, que todo se enquiste, se agudice y se agrave?
De nuevo la prevención y atención… Y el dejar que el río se desborde para tratar de curar tarde y mal.
¿Esque está en sus cabales quien funciona fragmentariamente? ¿Quien no se atiene a los hechos? ¿Quién funciona egocentricamente? ¿Quién vive seguro de lo que cree sin escuchar a otros y sin pedir explicaciones cuando algo no ve claro?
¿Es un ser cuerdo quien no es escéptico verdaderamente a cerca de creer ya estar siendo escéptico?
¿No es certeza y seguridad psicologica lo que los denominados psicóticos buscan? ¿Y no es lo mismo lo que buscan la inmensa mayoría de este mundo? ¿No es eso en lo que está basada esta sociedad y el sistema?
El que gobierna desde un conglomerado de poderes económicos, geopolíticos y militares… ¿Qué busca?
Y el que vive oprimido en la miseria… ¿Qué vive en su interior?
¿No buscan ambos lo mismo? ¿No buscan ambos seguridad psicologica?
¿Que proporciona el dinero y el cúmulo de riquezas materiales sino es sensación de seguridad psicologica?
¿Qué motivo hay tras el actuar de un magnate, de un gobernante, de un totalitarista, de un empresario, de un trabajador, un obrero, un desempleado o de quién vive en la miseria?
¿Cuál es el factor común de todas las personas?
Ignorancia, sufrimiento-miedo y búsqueda de sensación de seguridad psicológica.
¿Se basa esta búsqueda de seguridad psicológica en lo racional?
¿O es un movimiento irracional, limitado por un funcionamiento egocéntrico?
Incesantemente se habla de miedo y control… ¿Quién busca control vive sin miedo?
Por favor, no es útil rechazar está cuestión o responderla superficialmente.
No se buscan respuestas tradicionales o comunes al plantear estas cuestiones… se está incitando a inquirir y esclarecer sin caer en limitadas o superficiales conclusiones o quedar enredado en teorias o suposiciones.
¿Qué está ocurriendo en aquella persona que vive un brote o estado psicótico?
Para enfrentar está cuestión, lo primero necesario es poner orden al respecto de la denominación de enfermedades mentales.
Cuando he leído alguno de los 1200 comentarios, no he visto que lo necesario fuera otra cosa diferente a lo que todos necesitamos comprender.
Todo adecuándose a cada situación e idiosincrasia personal obviamente, pero eso no quiere decir que el factor predominante sea el mismo: la ignorancia al respecto de lo que sucede en uno mismo y en el ser humano por ende.
Estamos enfermos de ignorancia… Mal cuidados, mal educados, mal guiados, mal acompañados…
Por tanto, repito la cuestión: ¿está uno limitado y fragmentado, enredado en consecuencias peleando en obvia inferioridad, desperdiciando su energía, tiempo y vida… en vez de estar examinando y tratando con la causa?
¿Está uno «huyendo hacía delante»? ¿Huyendo de lo que en uno mismo sucede, en ignorancia confundiendo los efectos con la causa? ¿Como el que pelea y lucha inútil e irracionalmente, tratando que el agua fluya en un cauce seco… en vez de al examinar, descubrir y conocer directamente lo que sucede… al comprenderlo, liberar al río de aquello que lo ha apresado e impedido su fluir natural?
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