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La OMS se deshace entre conflictos de interés con Big Pharma y desorden interno

La Organización Mundial de la Salud (OMS) vuelve a estar en entredicho por su alerta de emergencia sanitaria global por el virus zika. No es difícil recordar su papel en anteriores epidemias de ébola o las de las gripes aviar y porcina o A. Los problemas internos la acucian y el dinero privado la lleva a claros conflictos de interés que degradan la institución.

Las voces críticas se han multiplicado sobre todo desde que en 2009 surgiera la pandemia de gripe A que, por suerte, nunca llegó a ser tal. Parece que de manera casi inevitable, cada vez que la OMS alerta sobre un problema sanitario mundial es como si se diera el banderazo de salida para una carrera por algún fructífero negocio con la salud pública.

Lo que hemos publicado sobre le uso en Brasil de mosquitos transgénicos para combatir al insecto que porta el dengue y el zika es un buen ejemplo de ello.

La principal motivación de la crítica a la OMS es su grado creciente de privatización. Sí un ente sanitario público como esta organización ha ido aceptando dinero de «filántropos» y empresas e instituciones privadas del ámbito de la salud que provocan que ese claro y monumental conflicto de interés baje la credibilidad de las recomendaciones y acciones de la OMS.

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Germán Velásquez es Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid.

Uno de los mayores críticos de la OMS es el colombiano Germán Velásquez que, como cuenta en un artículo que me ha enviado «hace más de 25 años que participo a los órganos de gobierno de la OMS, el Consejo Ejecutivo dos veces por año y la gran reunión de la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) que reagrupa una vez por año, las delegaciones de los 193 países miembros».

Velásquez fue el director del Secretariado de la OMS para la Salud Pública, la Innovación y la Propiedad Intelectual y ahora continúa trabajando en Ginebra como representante del Centro Sur, una institución que agrupa a 54 países en desarrollo.

Este economista viene denunciando desde hace tiempo lo que «se ha convertido en una farsa y decadente gesticulación diplomática que debate cínicamente mientras millones de enfermedades y muertes muchas evitables, siguen sucediendo independientemente de lo que se discute en estas ‘altas esferas’ de la salud pública internacional». Y continúa:

Tanto el Secretariado de la OMS, como los países miembros, como los observadores en los cuales me incluyo, tendríamos que tener la honestidad de confesar que hemos fracasado… que hemos prostituido la Organización, que la hemos vendido y engañado y que por culpa nuestra, estamos presenciando el naufragio de la Agencia Pública, multilateral de referencia para asuntos de salud del planeta.

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Margaret Chan, directora general de la OMS.

Frente al fracaso en la gestión de la Organización, la actual Directora General, Margaret Chan, debería haber renunciado de su cargo.

Nunca el los 65 años de existencia de la institución, un director o directora general y su secretariado había sometido a los países miembros, documentos clave, que hayan sido rechazados por los países miembros tres y cuatro veces durante tres o cuatro años consecutivos».

El colombiano se refiere a documentos relacionados con la reforma de la OMS, el papel de los actores no estatales, sobre las finanzas de la organización o sobre asuntos ligados a la calidad o la propiedad de los medicamentos.

Velásquez se expresa a título estrictamente personal y no como funcionario del Centro Sur ni como ex-funcionario de la OMS, aunque coincide con el parecer de muchos diplomáticos en Ginebra, funcionarios de Gobiernos o del mismo staff de la Organización Mundial de la Salud.

Gro Harlen Brundtland, antigua directora general (1998-2003) reformó la OMS para darle un carácter más bien normativo que operativo: órgano rector en salud global. Pero este Doctor Honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid argumenta que

la gripe aviar, la H1N1 (o Gripe A), el ébola y ahora el zika confundieron a la directora general actual y los países que ya no saben si la organización debe ser normativa o de acción humanitaria o las dos cosas. El principal y más grave problema de la organización es la pérdida progresiva y vertiginosa del control del presupuesto regular público obligatorio.

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Bill Gates, dueño de Microsoft y uno de los mayores financiadores privados de la OMS.

Está llevándose a cabo una privatización progresiva de la agencia, que en ocho años ha pasado de tener un presupuesto de 50% de fondos públicos constituidos por las contribuciones obligatorias de los países miembros, a solo un 18%.

La agencia está actualmente en las manos (aproximadamente 82% de su presupuesto) de fundaciones filantrópicas como Bill y Melinda Gates, un pequeño número de países industrializados que ofrecen algunas contribuciones voluntarias y la gran industria farmacéutica.

Ofrecen contribuciones voluntarias destinadas a los temas que deciden los donantes y no los órganos de gobierno de la organización.

La primera y urgente reforma de la OMS sería un plan para retomar progresivamente el carácter multilateral público, condición fundamental para recuperar la independencia y credibilidad de la organización.

Segunda reforma urgente y necesaria es la recuperación del poder central de este monstruo de siete cabezas (sede en Ginebra y seis oficinas regionales cada una con una buena dosis de autonomía y desarticulación con los órganos de gobierno (Consejo ejecutivo y AMS).

Existe hoy en la OMS, como lo demostró el caso del ébola, una descoordinación en la línea jerárquica del poder, entre la sede en Ginebra y las seis oficinas regionales, que no reportan al director o directora general.

Las relaciones de poder entre la sede y las oficinas regionales y el brazo operativo, que son las aproximadamente 150 oficinas de país, no están claras, lo que lleva a una institución sin mando central e incapaz de responder con eficacia y a tiempo a problemas como la gripe aviar o la pandemia del virus H1N1 o el ébola.

Tercer problema por resolver. El dilema entre ser una agencia normativa encargada de la formulación y puesta al día de estándares internacionales, la administración del reglamento sanitario internacional y la formulación de instrumentos vinculantes en el ámbito de la salud o ser una agencia humanitaria.

Se dedicaría entonces a la implementación de proyectos financiados por la ‘caridad’ internacional, compitiendo y duplicando esfuerzos con entidades como el Global Fund, agencias de Naciones Unidas como UNICEF o el UNDP o grandes ONG’s como Médicos sin Fronteras (MSF).

Ébola suero vacunaLa culpabilidad de los errores cometidos con la gripe A y el ébola han creado un movimiento tendente a dar a la organización una doble misión: Normativa y operativa.

La agencia sin embargo debería concentrarse exclusivamente en lo normativo y no en lo operativo.

Un cuarto aspecto, consecuencia de los tres anteriores sería la necesidad de una reducción drástica del número de funcionarios en la sede y las cinco oficinas regionales.

Estas ideas y otras que ayudarían a una reorientación de la agencia, deberían ser el objeto del debate para la selección y nombramiento de nuevo director/a general de la OMS en la próxima elección que se prepara en la actualidad».

Hasta aquí el resumen del texto que me envía Germán Velásquez. Por mi parte, documentaros mediante este buen reportaje de investigación (en catalán) quiénes financian la OMS con aportaciones voluntarias, veréis a los mayores fabricantes de vacunas y otros medicamentos, por ejemplo.

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