El significado de las palabras
Ayer estuve en la sede de la Organización Médica Colegial, que aglutina a todos los colegios de médicos. Me habían invitado dos presidentes de colegios, el de Badajoz y el de Segovia, para participar en una jornada titulada Médicos y medicamentos: ¿Conflictos de intereses? Llegué tarde, lo justo para perderme la primera intervención a cargo de Joan-Ramón Laporte, catedrático de Farmacología, que debió de ser sonada pues tendría un par de rifi rafes con José Ramón Luis-Yagüe, responsable de las relaciones de Farmaindustria con las comunidades autónomas, uno de ellos tras afirmar Laporte que «la industria nos ha robado hasta el significado de las palabras» en referencia a cómo los daños provocados por los medicamentos para los laboratorios son una cuestión de «seguridad«.
A quien vi y muy bien fue a Vicente Baos, un médico de familia e influyente bloguero con el que días antes había comido cerca de su centro de salud. Dijo que la formación contínua de los médicos hoy en día es innecesaria tal y como está planteada, es decir, dejándola en manos de la industria a través de los visitadores médicos, los congresos sanitarios, etc; y teniendo internet -donde los médicos pueden buscar fuentes independientes de la industria y de la Administración– es «mito absurdo» que dicha formación sea necesaria. Y lleva razón, lo que habría que conseguir es más tiempo para los médicos entre los que no es raro que atiendan antre 50 y 60 personas por día, algo malo para ellos y para la salud de quienes recurren a ellos.
La medicina está cada vez más influida por las industrias, no sólo por la farmacéutica, también por las alimentarias y/o de tecnología sanitaria. Baos criticó que la financiación de muchas sociedades científicas provenga de las industrias y dijo que algunas de estas asociaciones viven por ello. Habló también de una «soberbia prescriptiva» de los médicos que no actúan en beneficio del paciente, aunque es cada vez menor, según él.
Luis-Yagüe hechó un discurso, con mis respetos, manido y previsible (su «enfrentamiento» con Laporte le traería recuerdos a quienes nos hayan visto en directo a Julián Zabala, Director de Comunicación de Farmaindustria, y a mí):
«No prescribe la industria sino los médicos». Está claro que o no se ha leído mi libro Laboratorio de médicos o el libro es tan malo que no le ha provocado el más mínimo efecto.
«El nuestro es un sector hiperregulado«. Y es cierto como que la industria mantiene conflictos de intereses e influencias con todos los actores del sector (administraciones, agencias reguladoras, médicos, asociaciones de pacientes, medios de comunicación, etc).
«Los pacientes son el centro de todo pero no se les pregunta». También es verdad como que la industria lleva unos años acercándose a ellos para enseñarles a pedir a sus médicos los medicamentos que le interesa vender. De hecho Farmaindustria edita una revista que lleva por nombre Pacientes.
Destacar que Luis-Yagüe también habló de un modelo de visita médica gastada (su frase fue: «No tengo ninguna duda de que hay que cambiar la visita»). Si tiene la sana intención de que las cosas cambien me ofrezco para asesorarle pero ya me contará cómo van a conseguir que los médicos receten sus nuevos fármacos. Ah sí, dirigiendo sus influencias a los farmacéuticos, las administraciones públicas (como apuntó Jesús Larruga, del blog Hemos leído) y los pacientes, en fin, lo que ya hacen.
Así que ayer se habló mucho de ética. Y de visita médica (Pedro Rubio, presidente de la Sociedad Extremeña de Medicina Familar, quien me sustituyó en la mesa por un malentendido disculpable que tuve con la organización, fue todavía más lejos de lo que yo hubiera ido y se preguntó sobre prohibir la visita médica). Y de recuperar la independencia en el ejercicio de la medicina. Y de informarse por cauces independientes. Yo me quedé con buen sabor de boca. Parece que algo está cambiando, que las presiones que está sufriendo la medicina, en todos los ámbitos e interpretaciones de la misma, y por variados agentes que responden a intereses privados, está tocando fondo. Que existen ganas de cambiar las cosas y que no se puede parar la marea de indignación que también recorre este sector. Un sector que es algo más que eso pues en el fondo quien tira a dar sobre él a quien hiere o mata es al ciudadano necesitado de cuidados.
Más info: En el libro Laboratorio de médicos. Viaje al interior de la medicina y la industria farmacéutica.
«DECÁLOGO PARA MÉDICOS QUE QUIEREN UN CAMBIO»
Comience a usar el sentido común como primera herramienta.
Destierre el miedo, si Ud. actúa para ayudar a los pacientes no
debería tenerlo. La denuncia injustificada, la pérdida de prestigio, o la amenaza física deben ser evitadas por nuestros gestores, no por nosotros. El principal antídoto es tener la conciencia tranquila.
Use «sólo» medicamentos de reconocida experiencia, que se lleven
usando décadas, no use nuevos hasta que no estén contrastados.
Use los menos medicamentos posibles. Los más baratos y
efectivos por más experimentados (décadas).
Estudie en fuentes de alta seguridad científica, cuanto más reconocidas, mejor. A ser posible: libros.
No acepte de los laboratorios ningún bien material.
Atienda representantes, sólo fuera de su jornada de trabajo.
Prohibamos la publicidad farmacéutica en «medios» y revistas
médicas.
Luchemos por tener media hora para atender a cada paciente.
Pidamos tener psicoterapeutas en todos los centros médicos,
También trabajadores sociales. O secretarias para hacer los innumerables papeles que hacemos cada día robándoles tiempo a los pacientes. Nos han «endosado» todo ese trabajo burocrático, social, y psicológico que no es nuestro.
En definitiva: Luchemos para ser de nuevo médicos, aquello en
lo que soñábamos cuando comenzamos a estudiar.
Clarito como el agua de Mayo… Del 15 de Mayo. Y es que la corrupción no duerme, está más despierta que nunca, enfrente o a la vuelta de la esquina lo pudre todo. Gracias Miguel, Gracias!!!
¿Qué tu libro LABORATORIO DE MÉDICOS, es malo? no Miguel, éstos lo saben.
Dicen:
Conocer cómo se miden y fomentan los esfuerzos de innovación terapéutica fue el tema de la segunda mesa, moderada por Vicente Hernández, vocal nacional de Industria. En ella, Santiago Cuéllar, responsable del Departamento Técnico del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, hizo un repaso del trabajo llevado a cabo en los últimos 35 años por la revista Panorama Actual del Medicamento, publicación que revisa sistemáticamente la innovación de los nuevos principios activos comercializados en España mediante un análisis sistemático. Concretamente, la revista ha evaluado los 1.000 nuevos principios activos que se han comercializado en España durante este periodo, lo que supone una media de 29 por año.
Según: http://www.elfarmaceutico.es/cronicas/item/680-los-nuevos-medicamentos-y-su-contribucion-en-la-salud-de-la-poblacion-centraron-el-debate-en-la-jornada-profesional-de-innovacion.html
Pero ¿qué hicieron con el Agreal- Principio Activo: Veraliprida, veintidós años autorizado y sin ninguna modificación en el prospecto durante todos esos años?
Bien que conocían que era un ANTIPSICÓTICO, en la ficha técnica de Farmacia, así lo indicaba. No en la de médicos ya que nunca existió.
Miles y miles de mujeres españolas «engañadas» por Farmaindustria y por los Laboratorios Sanofi Aventis.
Salud que hemos perdido «de por vida». Y otras que no están entre nosotras.
Esto Miguel «no lo va a cambiar nadie» los euros son miles de millones….
Felicitaciones a gente como Joan-Ramon, Baos, Gervas y vos Jara que nos acercan verdades que a veces no nos es facil acceder en estas tierras lejanas. Personas asi nos van ayudando a conservar el camino. Gracias a todos ustedes.
Le ladran a Joan-Ramón Laporte, «ladran, luego cabalgamos». Laporte es un valiente, lo ha demostrado muchas veces. El mundo necesita este tipo de personas, sin miedo. Como El Dr. Gervás, Vicente Baos … Miguel, tú también eres otro valiente. Gracias por vuestra labor, es muy útil para salir de la modorra.
Gracias por tus palabras.
Me viene a la mente al leer las palabras de Joan-Ramón Laporte la «neolengua» Orweliana, una de las bases de la dictadura total que aparece en la novela 1984, el objetivo como sabéis era controlar hasta el más mínimo pensamiento de los esclavos por medio de la «información» que se les daba, que por supuesto era la única que era legal recibir: «libertad es esclaviud», «paz es guerra», «fuerza es ignorancia» eran algunas de sus lemas. ¿Profético? Salud.