Síndrome del Edificio Enfermo en la ciudad Telefónica

A principios del 2007 una enfermedad prácticamente desconocida afectó a numerosos trabajadores de varios edificios catalanes: la lipoatrofia semicircular. Resulta que a cientos de ellos les aparecieron unas marcas redondas -sobre todo en la parte frontal de los muslos- que luego se constató estaban provocadas por las radiaciones electromagnéticas que sufrían en sus puestos de trabajo. Hablamos de una patología cuyos síntomas suelen remitir cuando el afectado se aleja del foco de irradiación pero demuestra más allá de cualquier duda la peligrosidad de las radiaciones electromagnéticas. Bueno, pues no es más que la punta del iceberg de los problemas que provocan muchos de los modernos edificios de oficinas y que están agrupados bajo la desconocida denominación de Síndrome del Edificio Enfermo.

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El Distrito C es una ciudad de edificios supuestamente inteligentes pero a 12 de febrero del 2009 –fecha en que se celebró el pleno del Comité Provincial de Seguridad y Salud de Madrid- se habían confirmado 27 casos de lipoatrofia según reconocería Isabel Sanz, jefa de los servicios médicos de Telefónica en dicha reunión. Y nosotros pudimos hablar con una de las personas afectadas –que nos pidió mantenerse en el anonimato por temor a posibles represalias-, alguien que acababa de comenzar a trabajar como administrativa en uno de los edificios de Telefónica cuando le apareció la lipoatrofia semicircular en el muslo derecho. “En otoño de 2007 –nos diría- el médico de la mutua de la compañía, Fernando Pedro Macho, me reconoció verbalmente que era lipoatrofia. Y en noviembre me aplicó el protocolo en estos casos: análisis, mediciones en la pierna (la lesión, para ser considerada lipoatrofia, debe tener más de dos centímetros de grosor) y demás. Pero el caso lo incluyó en el reconocimiento médico anual que además es voluntario y no me correspondía hacer en ese momento”. Pues bien, el diagnóstico del mencionado galeno –al que hemos tenido acceso- ofrece un rodeo dialéctico que evita pronunciar “lipoatrofia semicircular”: “Lesión en cara anterolateral del muslo derecho”. Agregaremos que como la empresa comunica siempre los accidentes laborales el sindicato Alternativa Sindical de Trabajadores (AST) nos confirmaría que esta trabajadora aparece en el listado de casos.

Luego supimos que la lipoatrofia se considera un accidente laboral sin derecho a baja y, por consiguiente, esta persona se vio obligada a continuar trabajando. “Tenía una especie de hondonada en el muslo, como si hubiera desaparecido la grasa y disminuido la masa muscular –nos diría-. Notaba como una presión sobre la pierna. Es difícil de explicar si no se ha sentido. Es como una tensión sobre la zona afectada que no se ve pero notas como una energía molesta. En ese periodo me encontraba muy cansada. Sentía dolor y pesadez en las piernas, palpitaciones e insomnio. Todo ese estrés me provocó un estado continuo de ansiedad. Es muy difícil concentrarse en trabajar en esas condiciones. Antes de la baja tuve que ir al ambulatorio porque me dio una taquicardia bastante fuerte. Consulté a diferentes médicos y uno de ellos, el doctor Bernal, llegó a decirme que lo que tenía no era una simple lesión y que saliera lo antes posible de mi puesto de trabajo. Para mí fue una preocupación más”. En suma, un parte médico esquivó esa vez su sufrimiento: Baja laboral por crisis de ansiedad. Cuatro meses en dique seco. “Afortunadamente a las pocas semanas de estar en mi casa -nos reconocería- las marcas de la lipoatrofia desaparecieron”.

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Tras la primera aparición de casos de lipoatrofia Telefónica instalaría en algunos despachos -no en todos- una toma de tierra para derivar al suelo las posibles cargas electroestáticas. Y se preocupó de mejorar el nivel de humedad del ambiente. Un día cualquiera está a 42,5% de humedad y 23º C de temperatura. Lo normal. “Pero los niveles de humedad en el Distrito C no se han corregido del todo ni mucho menos, y de hecho, en el último informe médico se indica que ‘el ambite laboral es muy seco’”, según AST. Eso sí, como en tantos edificios considerados “enfermos” la estructura del edificio es metálica y “conecta” por ello con el interior. Enormes ventanales conforman el “muro exterior” y eso podría traducirse en una buena iluminación natural pero lo cierto es que las luces, fluorescentes, suelen permanecer encendidas de forma continua. Lámparas que vibran a una velocidad que no percibe el ojo pero que hace que estar bajo ellas durante horas de lugar a dolores de cabeza. El aire en esos edificios es asimismo artificial pues no hay ventilación natural. El piso es de plástico y las pinturas de las paredes están fabricadas con productos que pueden ser tóxicos. Y por si todo ello no bastara una buena flota de trabajadoras de la limpieza recorre a diario con sus carros multicolores las distintas plantas de los diferentes bloques de oficinas utilizando sus aerosoles de productos tóxicos.

Por lo que se refiere al grado de contaminación electromagnética que pueda haber es difícil saberlo porque la empresa no ha comunicado esos datos a los responsables sindicales pero hoy todo el Distrito C está cubierto por una invisible red de ondas emitidas por los WiFi. A lo que hay que sumar que prácticamente cada empleado porta un teléfono móvil. Por otra parte, los campos electromagnéticos que se forman alrededor del numeroso cableado existente son sin duda intensos porque cada planta –diáfana- posee numerosas filas de puestos de trabajo conectados y la potencia energética para abastecer tantos equipos tiene que ser alta.

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Bueno, pues el de Telefónica no es más que uno de los muchos casos existentes en España, la mayor parte de los cuales no han salido a la luz pública. Nosotros tuvimos ocasión de recoger el testimonio de varias trabajadoras más de ese conjunto de oficinas que padecen lipoatrofia -en estos casos diagnosticados por los servicios médicos de la empresa- y los síntomas son similares en todos los casos. Y no crea el lector que se trata de unos cuantos solo… En el Distrito C trabajan 14.000 trabajadores.

En el departamento de Prensa nos intentaron “tranquilizar”: “Hace dos años –nos dirían- hubo efectivamente algunos casos de lipoatrofia semicircular pero se aplicaron las medidas oportunas y ya no los hay”. Les respondimos entonces que nos constaba que al menos había 27 casos confirmados hoy y que sabíamos de trabajadores que pueden tener la enfermedad pero no lo hacen público. Insistimos por ello en conocer la situación real y quedaron en facilitarnos los datos más recientes. Sin éxito. Al cierre de este número –mediados de marzo- se nos dijo que “aún estaban reuniendo la documentación”. Asimismo contactamos en cuatro ocasiones con Isabel Sanz, jefa de los servicios médicos de Telefónica y con su ayudante, Lola Corella, pero tampoco conseguimos su versión; primero afirmaron estar dispuestas a atendernos y cuando iban a cumplirse dos semanas desde la primera llamada telefónica, Sanz nos derivaría a la dirección de Prevención de la compañía. Una manera de comunicarse muy poco comunicativa para tratarse de la que pretende ser una empresa puntera en servicios de comunicaciones.

Más info: este texto es parte de un extenso reportaje que he publicado en la revista mensual Discovery DSalud de este mes de abril.

El libro Conspiraciones tóxicas contiene un primer capítulo sobre el Síndrome de las Microondas y el lobby de la contaminación electromagnética.

https://migueljara.wordpress.com/2008/03/13/el-sindrome-del-edificio-enfermo-empuja-a-la-creacion-de-domosalud/

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11 comentarios

  1. Prevención es lo único que nos queda.
    Nosotros además tenemos en el plan de limpieza unas recomendaciones para prevenirlo y usamos un producto limpiador bactericida de Eurosanex que es muy efectivo para la prevención del SEE.

  2. Hola
    trabajo como administrativa en una oficina pequeña en la que en un espacio muy reducido tenemos 5 ordenadores y hace poco tiempo me compraron una mesa nueva con la patas de metal y desde hace 1 mes localice en ambos muslos dos marcas profundas, crei que es alguna alteracion muscular o algo peor asi que fue al traumatologo y me dijo que podria ser lipatrofia pero no obstante me mando hacer unas ecos de los dos muslos para descartar otras enfermedades pero los musculos estan perfectos y una disminucion del tejido adiposo liposo, confirmando lipoatrofia, desde el martes ya no me siento en la famosa mesa y este lunes tengo cita con traumatologo para que me confirme el diagnostico y recomendar medidas para curar, pero por lo que he leido se cura extrayendo el mal que a provoca y en este caso creo que es la mesa ya que llevo bastante tiempo trABAJANDO en esta empresa y me ha salido a raiz de comprar la mesa y ninguna de mis otras compañera tiene la lipoatrofia, ya que sus mesas son diferentes y no tienen partes metalicas que al parecer la provocan. Asi que os confirmo que es una efermedad que existe y se tiene que curar como cualquier otra.

  3. Vicente, lo que tú denominas alarmismo no son más que hechos comprobados pero incómodos, especialmente para los que no están dispuestos a responsabilizarse de ellos, así que mejor negarlos. Básicamente, es más barato (para ellos, claro). La vieja historia, vamos.

  4. Lamento haber llegado a este blog, y en concreto a este artículo, con tanto retraso, no obstante, igualmente haré mi comentario por si fuera de utilidad para alguien.
    Creo que, en algún punto, el tono del escrito es demasiado alarmista, lo cual, y sin ánimo de ofender, no me parece correcto.
    Y me temo que existe algún error, en concreto cuando se dice “…unas marcas redondas -sobre todo en la parte frontal de los muslos- que luego se constató estaban provocadas por las radiaciones electromagnéticas…” pues la lipoatrofia semicircular no se asocia a radiaciones electromagnéticas sino a la electricidad estática.
    No obstante, la esencia del escrito me parece la correcta. Solo creo que se debe de añadir dos cosas. La primera es que el diseño y utilización de estos “edificios inteligentes” obedece tradicionalmente a razones de ahorro energético principalmente y la mayoría de las causas del Síndrome de Edificio Enfermo (SEE) pueden atacarse con medidas no demasiado complejas y siempre que, además, se lleve a cabo un mínimo “mantenimiento higiénico”.
    Por último, debo dejar claro que mi actividad profesional está íntimamente ligada al mencionado SEE, como puede verse en la web de mi empresa (www.ambientcare.es), lo cual no es óbice para que trate de ser imparcial.
    Vicente M. Picó
    ambientcare
    dirección general

  5. Hola, esf:

    Tu mismo das una buenísima pista sobre el ordigen “desconocido” del “fenómeno”, cuando dices “…o la existencia de una red wifi (y teléfonos móviles), como si cualquiera de estas tres cosas no fueran habituales en medio mundo”. Pues a lo mejor va ser eso, fíjate tu.

  6. esf, está claro que la técnica del calamar aquí no cuela. Por supuesto que las operadoras están imponiendo en las casas el wi.fi, pues conozco bastantes personas a las que no se les facilitan puertos de cable en su router. La táctica es sencilla: irradiar todas las casas para que los estudios sobre radiaciones no puedan discriminar entre casas irradiadas y casas no irradiadas. Que la lipoatrofia está vinculada a la electricidad estática generada y amplificada por los cableados bajo un suelo de “pexiglas” plástico es algo que ya nadie duda. Soy delegado de prevención y en cuanto se instaló un suelo de ese tipo en la Subdelegación del Gobierno de Salamanca, automáticamente, ipsofacto, se empezaron a dar los primeros casos. Por otro lado un edificio al que sus arquitedtos llaman “inteligente” y que tiene prohibido a sus inquilinos algo tan natural y necesario como abrir la ventana para limpiar el aire de sustancias tóxicas sin tener que pasar por un filtro emponzoñado de partículas contaminadas no puede considerarse sino edificio enfermo proyectado por estúpidos instalados en la arrogancia más autista que se pueda imaginar.
    Estos diseños que te garantizan la felicidad de su aire viciado te impiden, por tu bien algo tan sencillo como abrir la ventana.
    Que la telefonía móvil está por todas partes es algo tan evidente como que los casos de cáncer están aumentando alarmantemente hasta el punto de que, según las previsiones, dentro de 5 años en españa habrá problemas serios para financiar los tratamientos. Si bien es cierto que la telefonía móvil por sí misma no causa la lipoatrofia, es evidente que la saturación de un cóctel radiaciones en este tipo de edificios no puede ser bueno para el colecterol como prentenden algunos hooligans de las nuevas tecnologías.
    En cualquier caso esf, en temas tan dolorosos como el aumento de casos de cáncer el agnosticismo puede quedar muy snob, pero no contribuye a solucionar el problema. La instalación de humidificadores es una medida que se ha tomado porque aumentando la humedad del ambiente se disminuye la electricidad estática y es algo que reconocen hasta las empresas implicadas.

  7. No es por nada, pero de la lectura del texto extraigo que NO SE SABE EL ORIGEN de este fenómeno, por lo que no entiendo que se especule con posibilidades que a priori parecen las más improbables, como son la falta de humedad en el ambiente o la existencia de una red wifi (y teléfonos móviles), como si cualquiera de estas tres cosas no fueran habituales en medio mundo.

    ¿Quizá sea algo tan tonto como un tóxico en el mobiliario o paredes, en contacto con el cuerpo humano?

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