Las empresas alimentarias están copiando a la industria farmacéutica sus malas prácticas. Existen indicios que apuntan a un bajón en la presión de las farmacéuticas sobre los médicos y doctoras para que receten sus productos. Y ha crecido el movimiento crítico con las relaciones corruptas entre industria y sociedades médicas. Pero esto parece que no le llega a Coca-cola.