Una manera de vivir
Comentaba hace unos días que el último libro el periodista, referente en temas periodísticos en España, Pascual Serrano, se llama Contra la neutralidad. El escritor muestra las vidas de periodistas ejemplares como John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa.
Periodismo comprometido que se aleja de la neutralidad actual de los media. El periodismo hoy exhibe una neutralidad frente a los hechos que beneficia a los poderes de turno. El periodista debe tomar partido por los intereses de las personas, de la ciudadanía, partido hasta mancharse, que escribiría el poeta:
«No son buenos tiempos para un periodismo socialmente comprometido«, escribe Serrano y precisamente por ello leer las vidas y actitudes de estos maestros le animan a uno a continuar e intentar «recuperar la pasión y la fuerza para seguir avanzando contracorriente«.
El periodismo se encuentra hoy en una encrucijada y más que nunca es necesario recuperarlo para un proceso de rehumanización. Aplicar valores, principios, éticos y culturales a nuestro trabajo. La objetividad, salió a relucir el tema, es tratada como una de las grandes patrañas del periodismo, somos subjetivos desde el momento en que elegimos tratar periodísticamente un tema y menos mal porque si ni siquiera elegimos los temas sobre los que trabajar seguramente seremos presa del distanciamiento que lleva al olvido de los principios humanos, la neutralidad que trata por igual a víctima y verdugo y que no se moja para no ofender a los poderes de turno.
El periodismo es un digno oficio o quizá algo más: una manera de vivir, un modo de vida, con el que puedes cambiar la manera en que el resto de ciudadanos entienden el mundo. Puede parecer presuntuoso pero es cierto. Habrán visto que no les escribo sobre los personajes del libro. No voy a hacerlo, quiero que lean el libro, que lo disfruten como yo he hecho. Fueron ellos periodistas que se juntaron con el pueblo, que vivieron como y con los que tiene problemas para narrar sus experiencias. Su voz nos hace pensar y actuar. Su herramienta fue la palabra.
El telediario que deseamos escuchar:
http://www.youtube.com/watch?v=sedlu68FDsQ
Está bien verlo hasta el final, duración 22’ 30’’
Parce ser que es del 2011, aún es una utopía.
En general salvo valiosas excepciones el compromiso informativo en la objetividad aún no ha llegado.
Para mi un ejemplo de aparente neutralidad es la que intentan, en tono muy profesional, los informativos de televisiones públicas como la TV1/2 o la TV3. El resultado me parece cobarde y mediocre. No puedes presentar una noticia que te inflama de indignación con la asepsia y frialdad de un robot.
La neutralidad puede ser buena para la retrasmisión de una competición deportiva pero no para la invasión de Iraq.
El periodismo político precisa de tantos periodistas no neutrales como los que abundan con enorme éxito en el periodismo deportivo.
Creo firmemente que debe haber siempre un posicionamiento, una toma de partido, porque es la inacción de la mediocridad («el centro» que llaman algunos) lo que hace que el mundo funcione mal, o al menos, lo que permite que ocurran las cosas por las que el mundo funciona mal… Nos han convencido desde siempre de que vivimos en una escala de grises, que no hay blanco o negro, que hay que aceptar lo que hay como una inevitabilidad, y eso ha provocado mucho daño y mal en el mundo por eones… Estos son ejemplos de como el posicionamiento es positivo para la existencia humana, individual y general. Saludos.
No sé si lo que voy a decir afecta al periodismo, pero a la hora de analizar las cosas hay que tener también mucho cuidado con “la toma de partido”, no vaya a ser que esta “toma” preceda a la investigación y nos impida ver la realidad con bastante aproximación. Quiero decir que, de entrada, viene bien una sana neutralidad. Un apartar a un lado nuestra ideología provisionalmente, en la medida de lo posible. Después, tras las averiguaciones, vendría “la toma de partido” o simplemente (tampoco estaría nada mal) una descripción veraz de unos hechos, para que otras personas tengan elementos de juicio suficientes que les permita formarse una opinión. En cuanto a los “intereses de las personas”, dicho así en plan general y en unas sociedades tan complejas como las nuestras, pienso que hay que tener muy en cuenta la pluralidad de los mismos y no caer en reduccionismos.
Yubil, llevas razón. La toma de partido llega tras un contacto emocional fuerte con una situación que comprueba que es injusta y luego llega el compromiso con desvelar esa situación. Es cierto que aunque comprometidos, y se narra en el libro, los periodistas que son objeto de estudio, mantuvieron cierta equidistancia, sobre todo cuidando que no fueran las fuentes oficiales las que nutrieran sus crónicas. Por supuesto mantener un sano equilibrio entre el compromiso y la frialdad suficiente para ser veraz es un «arte».
La subjetividad con la que observamos lo que nos rodea es la que debe guiar el ejercicio de la plasmación. Porque no lo observamos todo ni podremos jamás. Debemos conformarnos con nuestro pequeño mundo interior. El otro a veces ni lo entendemos pero caemos en la trampa del quiero y no puedo. Es cuando nos la pegamos con la subjetividad ajena. Y más si es una subjetividad poderosa que nos quiere inundar la nuestra.