Farmacéuticas en el punto de mira de la UE
La noticia se ha publicado hasta en El País. Ya lo sabréis a estas alturas. Trataré de contaros algunas otras cosas que no se publican y/o que no se investigarán. «La Comisión Europea anunció ayer la puesta en marcha de una investigación a gran escala -redadas y registros incluidos- para averiguar si las grandes empresas farmacéuticas violan el derecho de competencia comunitario aferrándose a sus patentes y retrasando de forma indebida la salida al mercado de medicamentos genéricos», según el que era diario independiente de la mañana.
A las autoridades europeas de Competencia les parece chocante que durante los últimos años los laboratorios farmacéuticos han puesto muchos menos medicamentos supuestamente innovadores en el mercado que lustros atrás. También, que muchos fármacos genéricos (con el mismo principio activo que los de marca pero mucho más baratos, en general, que los primeros al estar vencida la patente) no llegan a comercializarse con la debida rapidez, cuando no que directamente no aparecen.
Con respecto a lo primero, los propios portavoces de la patronal farmacéutica reconocen que es cierto que cada año les cuesta más encontrar nuevos medicamentos innovadores. No hay nada raro en ello, es verdaderamente difícil encontrar año tras año muchos fármacos innovadores de verdad.
Con respecto a lo primero, los propios portavoces de la patronal farmacéutica reconocen que es cierto que cada año les cuesta más encontrar nuevos medicamentos innovadores. No hay nada raro en ello, es verdaderamente difícil encontrar año tras año muchos fármacos innovadores de verdad.
Pero una de las cosas que podía investigarse es si los fármacos que son patentados como nuevos son nuevos pues la mayoría son copias de otros ya existentes que no presentan novedad terapéutica de importancia. Y esto sí que es un fraude pues se venden a altos precios como «nuevos » productos que no merecen tal consideración.
Llama la atención que pese a que desde la Comisión Europea no han confirmado qué laboratorios son los investigados, la Agencia Reuters cita a Pfizer, GlaxoSmithKline (GSK), AstraZeneca, Johnson&Johnson, Merck y Sanofi Aventis.
Curioso porque hay muchos laboratorios farmacéuticos en el mundo con muy diferentes prácticas empresariales, como es lógico, pero estos están entre los doce que escogí para dedicarles un capítulo a cada uno en el segundo bloque de mi libro Traficantes de salud y que titulé Crímenes corporativos, que abunda en las prácticas irregulares de los mismos.
Con respecto a si ciertas farmacéuticas han intentado que se retrase la comercialización como genéricos de sus principios activos una vez vencida la patente de los mismos no puede extrañar, no es la primera vez que ocurre. Por poner un ejemplo en el que haya estado implicada alguna de las que Reuters dice que son investigadas ahora: GSK perdió hace unos años en un Tribunal de Chicago un caso que involucraba una patente estadounidense de su fármaco estrella, el antidepresivo Paxil, también conocido como Seroxat, Paroxet o Aropax.
El periódico financiero The Wall Street Journal publicó: “el fallo significa que Paxil, que registró ventas de 3.250 millones de dólares el año pasado, podría enfrentar la competencia de imitaciones más baratas en 2004, dos años antes de lo previsto”. La sentencia mantiene que una versión genérica de Paxil, fabricada por la empresa canadiense Apotex Inc., no infringe la patente de Glaxo. La licencia de Paxil en Europa ha estado vigente hasta el año 2006.
Pero poco antes de acabar 2003 ya las compañías GlaxoSmithKline y Boehringer Ingelheim concedieron tras fuertes presiones sociales nuevas licencias en Sudáfrica para la fabricación de medicamentos genéricos contra el VIH/SIDA. Las dos multinacionales estaban conminadas a ello por la Comisión Sudafricana sobre Competencia. Ésta estaba dispuesta a que los responsables de las compañías declarasen ante el juez en caso de no ceder sus patentes.
Aplicando la lógica capitalista estas compañías no sueltan sus patentes por nada del mundo. Es lícito que aprovechen al máximo sus inventos. Pero no que traten de retrasar por cualquier medio posible la introducción de genéricos. Más grave es que nieguen el derecho al acceso a medicamentos de las poblaciones empobrecidas.
Dentro del grupo de escapados del pelotón farmacéutico multinacional, cuidado con Sanofi Aventis. No lo digo por los varios miles de denuncias que tienen interpuestas en los tribunales por el fármaco Agreal. No. Lo digo porque es mala compañera de escapada. La firma tiene el dudoso honor de ser la primera empresa no estadounidense sentenciada por defraudar a la FDA. También ha recibido una de las multas más altas impuesta en un juicio sobre medicamentos, 33 millones de dólares. Aventis admitió los cargos de conspiración e importación de medicamentos adulterados con intención de defraudar al Departamento de Justicia de Maryland (EE.UU.).
Lo de las escapadas va porque durante en su carrera, Aventis ha creado o participado en lobbies a los que luego ha traicionado colaborando con la Justicia para librarse de una sanción mayor. Así lo hizo cuando la Comisión Europea multó a Degussa AG y Nippon Soda Company con 118 y nueve millones de euros respectivamente, por participar junto con Aventis, en un cártel de fijación de precios de la metionina (un aminoácido utilizado en piensos para aves de corral y cerdos).
A Aventis se le concedió plena inmunidad ante una posible sanción porque reveló la existencia del lobby a la Comisión y proporcionó pruebas determinantes sobre su funcionamiento. La multinacional francoalemana también formó parte de un lobby de vitaminas creado por ocho compañías multado con casi 800 millones de dólares.
En aquella ocasión la instigadora de estos negocios ilegales fue Roche pero Aventis volvió a traicionar a sus competidoras colaborando en la investigación, que duró dos años, para así lograr la anhelada inmunidad jurídica.
Otro cantar o muy parecido es el de las «redadas» en las sedes de las farmacéuticas. Tampoco es la primera vez que ocurre en Europa, por desgracia. La policía italiana descubrió en 2004 la concesión de comisiones ilegales y regalos a miles de médicos italianos por parte de la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline como premio por recetar sus productos a los pacientes. En la operación fueron denunciados más de 4.000 médicos.
Varios meses antes otro fiscal, esta vez alemán, relacionó a 1.600 médicos de dicho país con la obtención de importantes regalos de GSK. Otros 5.000 galenos del país germano se sospechaba que podían incurrir en las mismas faltas. Más de 380 visitadores médicos de SmithKlineBeecham fueron acusados de soborno.
¿Se pagan las multas de verdad? ¿donde va el dinero? ¿vuelve a el laboratorio? ¿se lo queda la administración y se lo reparten nuestros magníficos gestores? ¿es una manera de hacernos creer que el sistema corrompido funciona? ¿ALGUIEN PISA LA CARCEL?