Comemos todos los días y quizá por la costumbre vemos nuestra alimentación como una mera acción cotidiana, como algo que aporta satisfacción al momento y nos «mata el hambre». Pero podemos cambiar el punto de mira y observar nuestra alimentación como un arma poderosa, un tesoro. Alimentarnos es cultura y una manera de darle sentido a nuestra vida.