Miel cuchara madera
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Avispón asiático: una invasión que devora abejas, pone en riesgo la salud y desnuda el abandono del campo

El nuevo enemigo de la biodiversidad europea no viene del espacio ni del laboratorio, sino de nuestras propias fronteras porosas y de una economía global sin cortafuegos ambientales. Se llama Vespa velutina, y lo que empezó siendo una curiosidad entomológica se ha transformado en una crisis ecológica y sanitaria que ya causa muertes en España.

Tres personas fallecieron en Galicia este año a causa de las picaduras del avispón asiático, y decenas más fueron hospitalizadas. Miles de apicultores, desbordados, ven cómo sus colmenas son arrasadas cada temporada mientras las instituciones se limitan a prometer planes que no llegan. La emergencia ya no es avispa… es política.

En 2004, un cargamento marítimo proveniente de Asia introdujo por accidente a la Vespa velutina en Burdeos. En apenas dos décadas cruzó los Pirineos y colonizó el norte español a un ritmo que supera la capacidad de respuesta de cualquier administración.

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Su avance refleja el precio oculto del comercio global: especies invasoras que viajan gratis en los contenedores de una economía sin sistemas de bioseguridad sólidos.

Según la Comisión Europea, los costes de las especies invasoras superan los 12.500 millones de euros anuales en pérdidas agrícolas y daños ecológicos.

Sin embargo, las partidas estatales para esta emergencia apenas figuran en los presupuestos. En la práctica, la coordinación entre comunidades autónomas es mínima, y el seguimiento científico, insuficiente.

Un depredador implacable y silencioso

A simple vista, el avispón asiático impresiona. Mide más de tres centímetros, vuela largas distancias y puede decapitar abejas con sus mandíbulas en segundos. Un solo nido alberga hasta 15.000 individuos. Basta una colonia para devastar varias decenas de colmenas de abejas durante una temporada.

Vespa velutina abejas

Las abejas europeas carecen de defensas naturales ante esta especie. Cuando un grupo de avispas acecha un colmenar, las obreras dejan de salir a buscar néctar. El resultado: caída drástica de la polinización, pérdidas económicas, y deterioro del paisaje agrícola.

Se estima que el 30% de las pérdidas productivas del sector en 2025 están relacionadas con Vespa velutina.

Las abejas no solo producen miel. Son trabajadoras invisibles responsables de casi tres cuartas partes de los cultivos que llegan a nuestra mesa. Sin ellas, la cadena alimentaria se resquebraja: frutas, hortalizas, legumbres, viñedos y flores dependen directamente de su actividad.

La FAO lleva años advirtiendo que la desaparición de los polinizadores es una amenaza global para la seguridad alimentaria.

Pero la ecuación tiene un componente menos visible: menos abejas significa menos regeneración vegetal, menos captura de carbono y más desequilibrio climático. La crisis del avispón asiático se suma a los pesticidas, a la climática y la intensificación agrícola para formar la tormenta perfecta que erosiona los ecosistemas europeos.

El campo abandonado ante la plaga

“Cada colmena que pierdo me roba parte de mi vida”, confiesa Enrique, apicultor y formador en Cantabria. “La ayuda pública llega tarde o no llega, y las trampas que nos recomiendan apenas sirven”. Sus palabras condensan la frustración de cientos de profesionales que se ven abandonados mientras sus colmenas arden -a veces literalmente- por infestaciones imposibles de controlar.

La gestión oficial continúa recayendo en voluntariado, brigadas vecinales y asociaciones como Ecocolmena, que sostienen redes de detección y retirada de nidos con recursos mínimos.

La estrategia estatal, prometida desde hace más de cinco años, sigue sin dotación efectiva. Mientras tanto, la expansión «avispera» continúa hacia Castilla y León, Aragón y Madrid.

Hasta hace poco, se hablaba de Vespa velutina como un problema rural. Hoy, los hospitales confirman lo contrario. El servicio de urgencias del Hospital Clínico de Santiago documentó un aumento del 35% de pacientes atendidos por picaduras en 2024 y nuevos casos graves fuera de las zonas apícolas.

Su veneno, en dosis altas, puede provocar reacciones anafilácticas mortales incluso en personas no alérgicas. Y los ataques colectivos se han vuelto más frecuentes en áreas urbanas donde los nidos pasan inadvertidos en tejados o parques. Los bomberos gallegos retiraron más de 25.000 nidos en 2024, un 40% más que el año anterior.

La salud pública ya no puede mirar hacia otro lado. Los sindicatos médicos reclaman formación específica y protocolos de emergencia, pero la respuesta institucional sigue siendo fragmentaria. La prevención recaerá, probablemente, de nuevo en los apicultores y ciudadanía organizada.

Emergencia climática y negligencia

Científicos de la Universidad de Vigo señalan un factor clave: la actual crisis climática está ampliando el rango biogeográfico de la especie. Los inviernos suaves favorecen su supervivencia y multiplican los nidos activos. A esto se suma la falta de depredadores naturales, como ciertas aves insectívoras, cuya población también ha disminuido por pesticidas.

El resultado es un desequilibrio en cascada. Vespa velutina no tiene enemigos que la frenen. Su expansión está condicionada, sobre todo, por nuestra pasividad. Una plaga no se convierte en tragedia por azar, sino por contexto: agricultura industrial, políticas lentas y pérdida de cultura ecológica.

En medio del desastre, la miel ecológica representa mucho más que un alimento. Es la expresión tangible de un modelo que apuesta por la vida frente al monocultivo químico. Su producción se basa en colmenas libres de antibióticos y pesticidas, en entornos donde la biodiversidad aún respira.

Cada frasco de miel local es una pequeña defensa frente al colapso ecológico. Comprar miel de apicultores de proximidad no solo ayuda a mantener sus economías: contribuye a la resiliencia de los ecosistemas y a conservar una cultura agraria que da sentido al paisaje.

Y, sí, también protege la salud humana: los estudios confirman su aporte antioxidante y antiinflamatorio natural.

La inacción política no puede ser excusa. Las acciones ciudadanas tienen un impacto real si se sostienen en el tiempo:

  • Exigir a los ayuntamientos planes locales con presupuesto propio para el control de Vespa velutina.
  • Comprar miel y productos apícolas ecológicos de productores de tu zona.
  • Informar y participar en redes de detección de nidos, siempre bajo supervisión profesional.
  • Promover en escuelas y comunidades conocimiento sobre la función de los polinizadores.
  • Reclamar a los gobiernos autonómicos y a la UE financiación estable para investigación y control biológico de especies invasoras.

Cuando la biodiversidad desaparece, la economía tiembla. Pero si esperamos a que el colapso tenga cifras en rojo, será tarde. La propia Agencia Europea de Medio Ambiente advierte que la pérdida de polinizadores puede causar una contracción del 10% del PIB agrícola europeo antes de 2050.

El futuro depende de integrar la ciencia en la política y de entender que la salud ambiental no es opcional. Es un derecho colectivo. La Vespa velutina ha venido a recordárnoslo por las malas.

El avispón asiático es solo el mensajero de una verdad más profunda: nuestra desconexión con la naturaleza. Pero aún hay margen. Cada colmena que se salva prolonga el equilibrio ecológico. Cada ciudadano que se informa y actúa se convierte en parte de la solución.

Datos clave:

IndicadorValor 2025Fuente
Nidos retirados en EspañaMás de 40.000MITECO – Estrategia Vespa velutina
Colmenas destruidas en la cornisa norte60.000Federación Española de Apicultura
Muertes humanas confirmadas3Servicio Gallego de Salud
Coste anual de especies invasoras en la UE12.500 millones €Comisión Europea (2024)
Reducción media en polinización de cultivos30%FAO y EEA (2025)

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2 comentarios

  1. No me creo que estas especies lleguen en barcos o medios de transporte con mercancías de terceros países. Estas especies están introducidas intencionadamente para dañar un sector de la economía de un país. Hace falta ser muy ingenuo para no darse cuenta de ello.

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