Mujer cigarrillo miguel jara
|

El vapeo en España: la normativa encalla en Bruselas y el Gobierno se enfrenta a Europa

La historia se repite. El Ministerio de Sanidad español, en su cruzada por endurecer la regulación del vapeo con la excusa de «atacar» el tabaquismo, ha vuelto a toparse con el muro europeo. El pasado 28 de abril, seis países miembros de la Unión Europea –Rumanía, Hungría, República Checa, Grecia, Italia y Suecia– han emitido dictámenes razonados en el procedimiento TRIS, el sistema de alerta europeo que vigila que las nuevas leyes nacionales no perjudiquen el mercado común.

El resultado: el análisis de la controvertida reforma legal española queda en suspenso durante al menos tres meses más, y el Gobierno está obligado a justificar sus medidas ante Bruselas.

¿Qué pretende la nueva normativa?

El proyecto de Real Decreto, impulsado por el Ministerio de Sanidad, busca modificar el Real Decreto 579/2017 –la norma que regula la fabricación, presentación y comercialización de los productos del tabaco y sus derivados– para ampliar las restricciones sobre los cigarrillos electrónicos, que muchas personas usan para intentar dejar el tabaco precisamente.

Entre las medidas más polémicas destaca la prohibición de los sabores en los vapers, permitiendo únicamente el aroma de tabaco, con el objetivo de frenar el consumo entre los jóvenes. La ministra Mónica García no ha dudado en calificar estos productos de “veneno con sabor a fresa”.

Como he explicado el vapeo no es algo ideal, pero sí puede ser útil para las personas que quieren dejar de fumar tabaco pero no pueden hacerlo sin más y ven en el vapeo un paso intermedio hacia su «liberación» del fumar.

Además, se pretende limitar la concentración de nicotina en las bolsas a 0,99 miligramos, imponer el empaquetado genérico para cigarrillos y tabaco de liar, y obligar a que todos los dispositivos –con o sin nicotina– incluyan advertencias sanitarias claras y folletos informativos sobre sus riesgos.

El Gobierno justifica esta batería de medidas en la necesidad de cerrar lagunas normativas y proteger la salud pública, especialmente de los adolescentes, ante un mercado en plena expansión y con productos cada vez más sofisticados y difíciles de catalogar.

El choque con Europa: ¿protección de la salud o barreras comerciales?

Sin embargo, la ambición regulatoria española ha encendido las alarmas en Bruselas y en varios Estados miembros. Los dictámenes razonados emitidos por seis países suponen un serio varapalo para el Ejecutivo: consideran que algunas de las restricciones propuestas podrían vulnerar el principio de libre circulación de bienes en el mercado interior de la UE.

Mujer fumando miguel jara

Por si fuera poco, la Comisión Europea y Croacia también han presentado observaciones formales, aunque estas no son vinculantes.

El procedimiento TRIS obliga ahora a España a justificar detalladamente sus medidas y a responder a las objeciones planteadas. Mientras tanto, la tramitación queda congelada y la publicación de las reacciones oficiales se retrasa, sumiendo el proceso en una especie de limbo burocrático.

Las reacciones de la Comisión se publicarán diez días después de que finalice el periodo inicial de statu quo, y las de los Estados miembros solo si estos aceptan su divulgación. Si no, solo podrán solicitarse individualmente a través del Ministerio de Asuntos Exteriores o la propia Comisión Europea.

¿Qué hay detrás de este pulso regulatorio?

La situación actual del vapeo en España es el reflejo de una batalla más amplia: la tensión entre la protección de la salud pública y los intereses comerciales de una industria en auge.

Los defensores de la regulación estricta argumentan que los nuevos dispositivos y sabores son una puerta de entrada al tabaquismo para los jóvenes (aunque estos productos no se venden a menores en las tiendas de vapeo y me consta que sus vendedores están comprometidos con eso siga siendo así), y que el vacío legal existente facilita su proliferación.

Los críticos, por su parte, alertan sobre el riesgo de crear barreras comerciales injustificadas y de fomentar un mercado negro aún más opaco.

No es la primera vez que España intenta endurecer su legislación y se encuentra con el freno europeo. El Real Decreto 579/2017 ya supuso en su día un avance al regular por primera vez los productos novedosos del tabaco y los dispositivos electrónicos. 

Ahora, el Gobierno quiere ir más allá, pero la respuesta de Europa demuestra que la armonización normativa sigue siendo un campo de minas.

El futuro, en el aire

La pregunta sigue en el aire: ¿Logrará el Gobierno español imponer su modelo de regulación o tendrá que ceder ante las presiones de Bruselas y los socios europeos?

Como siempre, la salud pública y los intereses económicos (las industrias tabaquera y farmacéutica -que vende medicamentos para dejar de fumar-) se disputan el tablero. Y, en medio, los ciudadanos, que merecen información transparente, debate riguroso con todos los agentes y, sobre todo, decisiones basadas en pruebas y no en intereses opacos. Porque, como suelo recordar, dudar de todo es un acto de salud democrática.

Banner miguel jara abogados 1 1024x328 4

Suscríbete a mi Newsletter

¡Y únete a mi comunidad!

¿Te apasiona la salud, la alimentación y la ecología? No te pierdas mis investigaciones exclusivas y análisis en profundidad. Suscríbete a mi newsletter y recibe contenido directamente en tu bandeja de entrada.

¡Suscríbete ahora y sé parte del cambio!

¡No hago spam! Lee mi política de privacidad para obtener más información.

Compártelo:

2 comentarios

  1. Cuando mi sobrino pequeño cumplió los 18 años ya llevaba años fumando. Y recuerdo cuando era niño de 11 o 12 años él y sus amiguitos se compraban en un «chino» vapeadores de diversos sabores. A mí me pareció un escándalo, pero si su padre, que fuma también desde los 13-14 años, no decía nada, yo sí que no podía decir nada. Lo más gordo es que su madre murió de cáncer de pulmón cuando él tenía 7 años. Ella también era fumadora. Y de niño tanto él como su hermano mayor «odiaban» en tabaco y echaban en cara a su padre que fumara (eso sí siempre en la galería o al aire libre).
    Es un escándalo que los lobbies tengan tanta influencia en la UE.

    1. Entiendo perfectamente tu preocupación. El caso de tu sobrino es, por desgracia, cada vez más común: a pesar de que la ley prohíbe la venta de vapeadores a menores de 18 años, la realidad es que muchos adolescentes acceden todavía hoy a estos productos. Por otro lado, aunque algunos defienden que el vapeo puede ser menos dañino que fumar tabaco tradicional y que incluso ayuda a adultos a dejar de fumar, esto no significa que sea inocuo. Los expertos en salud advierten que vapear también conlleva riesgos. Y quienes vapean, al menos los que yo conozco reconocen todo esto. Insisten eso sí, en que es una buena ayuda para intentar dejar de fumar tabaco.

      En breve publicaré una entrevista con el presidente de una asociación de vapeadores que aborda estas polémicas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *