Aperitivos salados: Grasas, sal, azúcar, aditivos… El análisis para elegir el mejor
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado el etiquetado de 331 aperitivos salados, ya sabéis, patatas fritas, chips y nachos. Y resulta que no ha habido sorpresas: Más de la mitad son una mala o muy mala elección desde el punto de vista nutricional por su elevado contenido en grasas y sal, además de su gran aporte calórico.
Y la cosa es peor porque 151 de los productos usan aromas y de ellos 16 tienen aromas de humo cuya autorización no será renovada por parte de la Comisión Europea.
La buena noticia es que, como suele suceder cada vez que se analizan alimentos, los ecológicos ganan. Resulta que la OCU tiene su propia escala para medir la comida saludable. Con una nota muy alta (87 sobre 100) están los nachos de trigo sarraceno de la marca Sol Natural.
Hay más productos destacados por su buena composición: las patatas fritas sin sal añadida de la marca Veritas ecológico, los nachos de legumbres de la marca Sol Natural ecológico o las Frititas de la marca Hispalana (este no es bio).
Pero la tónica general es que estos productos son poco sanos por su alto contenido calórico (unas 520 kcal/100 g), por las grasas, por la sal y por el uso de aditivos y aromas de humo.
Así, el 50% ha obtenido una puntuación inferior a 40 en la escala saludable, lo que se traduce en una mala o muy mala elección de compra.
Grasa, azúcar y sal
Un cuenco de patatas fritas de tamaño estándar, de los que se suelen servir para acompañar una cerveza o un refresco, unos 40 g, suponen 214 kcal… más del 10% de las calorías diarias recomendadas para un adulto.
Más de la mitad de las calorías (52%) proceden de las grasas. Los productos menos calóricos de los analizados son dos chips vegetales elaborados con harina de garbanzo y fécula de patata, que aportan menos de 410 kcal/100 g (Spogliette di ceci de Sarchio y Chips de garbanzos de Ecocesta).
Las grasas empleadas en la elaboración de estos productos son aceites vegetales tipo oliva, girasol, nabina (colza) o maíz. Por lo tanto, se puede considerar que, de forma general, la calidad de las grasas empleadas es buena. Pero, ¿qué ocurre con la cantidad? Son productos con un contenido graso nada desdeñable. De media, contienen un 30%, pero en algunos se eleva al 44%, es decir, más de cuatro partes de su peso es grasa.
Y el contenido medio de sal es de 1,2%, y en algunas patatas lisas y onduladas llega al 4%. Pero también es posible encontrar productos sin sal añadida, elaborados únicamente con la materia prima vegetal (patata u hortaliza) y el aceite.
¿Qué tal andan de azúcar? Pues los chips vegetales son los que tienen mayor contenido de este elemento. Por ejemplo, los Sun Snacks de Aldi, Snack day gourmet de Lidl o Veggie experience de Marinas tienen un 22% de azúcar.
Aditivos y ultraprocesados
Los aditivos se utilizan para dar sabor y color, y en algunos productos se emplean gomas para dar consistencia (en los chips elaborados a partir de una masa de fécula de patata o de otro almidón). En cualquier caso, cuantos menos, mejor. Y la OCU ha encontrado en su trabajo productos con 4, 7, 9 aditivos… y hasta 11 en los chips de sabores. La buena noticia es que también hay muchos productos sin aditivos.
Por destacar uno a evitar: el colorante E150d (caramelo de sulfito amónico). Aparece en dos productos: Ruffles sabor jamón y Patatas fritas onduladas sabor jamón de la marca Consum.
Y para dar sabor están los aromas y no todos son iguales: la Comisión Europea ha decidido no renovar la autorización para el uso alimentario de varios aromas de humo, que se asocian con problemas de genotoxicidad. Pues bien, la organización de consumidores ha encontrado aromas de humo en la lista de ingredientes de 16 patatas fritas lisas, onduladas y chips con sabores. Lo mejor es evitarlos; también los hay sin aromas de humo.
En las cocinas de nuestras casas no suele haber: maltodextrinas, proteínas lácteas, extractos de levadura (que sustituyen al aditivo E621 o glutamato), jarabes, etc. Y, sin embargo, algunos productos analizados contienen hasta siete ingredientes ultraprocesados.
Los que estamos comentando no son alimentos frescos, pero se pueden escoger los menos industriales posibles, elaborados solo con la materia prima, aceite vegetal y sal; es decir, a la hora de elegir, los que menos ingredientes lleven.
En este enlace podéis ver el resultado final y comparar entre marcas.
Por lo expuesto te sugiero investigar a fondo el tema ACEITE: hace tiempo que conocí, de fuentes sanitarias, que los fritos no son saludables. La acrilamida es un «casi plástico» que producen los aceites cuando se calientan por encima de los 170 grados -cuanto mayor temperatura, incluso si está controlada, menor tiempo de obtención del producto, y el tiempo es oro. De todos modos, una cucharada de aceite tiene 120 calorías y, normalmente, un usuario de aceite usa varias por día. No se salva ni el aceite de oliva virgen extra que, como todos los aceites es algo superprocesado cuyo único nutriente -en exceso- es la grasa, y distintas calidades mezcladas. Los nutrientes se quedan en la fibra de la aceituna. Vi informes de estudios científicos en PLANTAE REVOLUTION, en ARIEL BELLOSO, dedicado al crudivorismo, con frecuentes referencias al problema del aceite, el cual no usa nunca. Claro, la superextraarchi poderosa industria y las millonarias poblaciones de olivos no lo aceptan de buen grado, y la gente tampoco, especialmente cuando le tocan el gusto.
Hola Pepe, sobre la acrilamida he publicado dos veces: https://www.migueljara.com/?s=acrilamida
Sobre el aceite de oliva virgen creo que todo apunta a que son más los beneficios que los aspectos negativos. Creo.