Doctor Cubrias: «La gente vive expuesta a estrés crónico y esto devasta nuestra salud»
La medicina presenta signos cada vez más evidentes de estar enferma. En esta entrevista el doctor Jorge Cubrias, presidente de la Sociedad Española de Salud de Precisión (Sesap), nos cuenta porqué y qué enfoque adoptan en la organización que dirige (los días 25 y 26 de marzo tienen su congreso). ¿Es la llamada «medicina de precisión» una manera más sensata de reconducir la enfermedad y de entender la salud?
-A ustedes les define el término «Salud de Precisión», ¿puede explicarlo de manera sencilla para que lo entienda todo el mundo?
El término nació en la Universidad de Stanford para referirse a la atención médica basada en la biología única y las circunstancias de vida de cada individuo, incluyendo su contexto bio-psicosocial.
Cada persona es literalmente única y tiene tendencias y/o vulnerabilidad a presentar alteraciones en diferentes órganos y sistemas.
Estas condiciones se expresarán o no si el contexto que le rodea y que incorpora su estilo de vida, el ámbito laboral, incluso la personalidad de cada uno, actúa como estímulo o freno para ello.
Gracias al desarrollo tecnológico hoy podemos medir variables que antes era imposible medir y estas nos hacen ser mucho más precisos para evitar la expresión clínica de la enfermedad e, incluso, tratarla desde sus orígenes en aras de revertirla o manejarla del modo más congruente posible.
Otro acápite desde este enfoque es la imperiosa necesidad de recuperar el tiempo que requiere cada paciente para valorar todo lo anterior, ya que sin ello sería imposible la aplicación clínica. Los pacientes lo agradecen y genera mucho placer poder hacerlo.
Podemos decir que la Salud de Precisión supone disponer de información genómica y molecular a nivel individual, integrándola con su información nutricional, sus hábitos de ejercicio físico y sus factores sociales, ambientales y de conducta, con el objetivo de mejorar el diagnóstico, el tratamiento o la capacidad de predecir el desarrollo de enfermedades.
-¿Hasta qué punto influyen las circunstancias de la vida de cada persona en su salud? ¿Es lo que se llama determinantes sociales en salud?
Impresiona ver cómo dos seres humanos con las mismas condiciones genéticas, que desde etapas tempranas de la vida les separaran y viven en diferentes continentes, países, incluso poblaciones, expresan de modo totalmente diferente la salud o la enfermedad durante su vida.
La genética es una tendencia, el resto define el camino y, en ello, el entorno social marca el comportamiento y este epigenéticamente modela la genética, de aquí nace la salud versus la enfermedad.
-Vivimos tiempos convulsos de enorme y continua incertidumbre, dos años de pandemia ahora la guerra en Ucrania, todo esto influye en la población ¿lo notan en sus consultas?
Absolutamente. El individuo de hoy en día vive en un entorno que no le corresponde genéticamente. En los últimos 500.000 años apenas se ha modificado la genética de nuestros órganos.
Un ejemplo es el cerebro y, en especial, el sistema nervioso autónomo. Este actúa para protegernos de cualquier contexto de estrés agudo y nos ha permitido por años huir de un depredador, incluso enfrentarnos a él.
En los tiempos que corren, la gente vive expuesta a estrés crónico persistente y esto devasta nuestra salud, generando un coste muy elevado dado que no estamos preparados como individuos para soportarlo.
Con ello se dispara el volumen de cuadros ansiogenos, de insomnio, depresión, angustia, etc. y tras los mismos una explosión de cuadros cardiometabólicos, desde la obesidad a la diabetes, desde la hipertensión arterial hasta los infartos.
Sin dejar de lado lo que nos viene en el entorno oncológico, siempre «pagaremos la factura incluso con muchos intereses».
-¿Qué puede aportar la salud de precisión que no aporte la medicina actual, la que la mayoría conocemos?
Predecir con datos muy objetivos el desarrollo de múltiples enfermedades como las cardiovasculares, las metabólicas y las oncológicas. Tratar las enfermedades existentes desde la introducción al ámbito molecular que le dio origen y modificar el mismo en aras de devolver estabilidad y bienestar al paciente, con el objetivo de poder revertir la misma.
Por ejemplo, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de hipertensión, por citar ejemplos cercanos. Dotar de conocimientos al portador de la «enfermedad» para que sea capaz de ayudar en su control y manejo.
Enfocar el abordaje en un orden objetivo y coherente, por ejemplo si sufres de obesidad central y presentas un hígado graso con alteraciones del colesterol, es necesario abordar la obesidad como posible elemento causal y no centrarnos en los «ramales».
Elegir las herramientas terapéuticas respetando la fisiología del individuo y evitando hacer más daño que beneficio, algo que muchas veces sucede con las medicaciones prescritas.
En fin, una atención cercana, objetiva, específica, más proactiva y personalizada, que permita a las personas llevar una vida saludable en cualquier momento de su vida.
-Sobrediagnóstico, medicalización, conflictos de interés en el ámbito sanitario, lobby e influencias extremas de las diferentes industrias, ¿Está enferma la medicina actual?
Absolutamente enferma. El manejo convencional de las «enfermedades crónicas» es un claro ejemplo de ello. En los últimos 25 años tenemos una brutal tasa de crecimiento de las patologías cardiovasculares (primera causa de muerte en el primer mundo).
No es diferente en el cáncer (segunda causa de muerte en el primer mundo) y si miramos a la patología neurológica degenerativa, así como a las demencias, pues nos quedamos a cuadros.
Esperamos 78.000.000 de individuos con demencia para el 2030 y, desde el 1993, no hay cambios de enfoque satisfactorios en la terapéutica de estos pacientes.
Por estos motivos escribí hace cuatro años un libro llamado «Los 13 jinetes de la apocalipsis metabólica». Por otro lado, como mencionas, no solamente hay un sobrediagnóstico en muchas ocasiones, como es el caso de las alteraciones neurofuncionales en etapas iniciales de la vida, sino sobremedicación.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA) es un ejemplo muy bueno. Cada semana recibimos muchos pacientes con este «diagnóstico» y se suele tomar el atajo inmediato de un medicamento en aras de «exprimir la concentración» del portador del diagnóstico.
Esto se hace sin manejar los elementos circundantes, las alteraciones bioquímicas frecuentes, las predisposiciones presentes al desbalance de neurotransmisores, la participación de otros órganos y sistemas en el cuadro clínico, etc.
Nos hemos convertido en meros prescriptópatas farmacológicos y no es justo.
-Los días 25 y 26 de marzo tienen ustedes su congreso ¿en qué temas se van a centrar o qué destacaría del mismo?
Este año haremos un enfoque en cuatro sesiones:
Salud de Precisión: Brain, Oncology, 360 y Covid-19 a debate profesional.
Repasaremos en cada sesión los factores que están detrás de las temibles cifras esperadas en cuestión de nuevos diagnósticos y daremos herramientas para evitar esta catástrofe «venidera» y en la actualidad modulable.
Entregaremos herramientas de aporte clínico para hacerlo cada vez mejor con nuestros pacientes, siendo esto una estrategia de los congresos Sesap: convertirnos profesionales mejor formados, ciudadanos más saludables y cooperadores en su recuperación.
-En los últimos años ha habido campaña (oficial y extraoficial) contra las denominadas «pseudoterapias» o «pseudociencias», ¿cual es la postura de Sesap?
Siempre y cuando la terapia a practicar se haga en manos de un profesional competente y, por ende, formado/acreditado como corresponde y tenga una estructura basada en la biología molecular, la fisiología y la bioquímica que permitan entenderla, ser reproducible, y con ello ser beneficiosa para los ciudadanos, será bienvenida.
En los últimos años se han criticado algunas estrategias usadas por profesionales formados, muchas de ellas con absoluta solidez en los ámbitos mencionados y, en ocasiones, otras muchas que no tienen sostén científico alguno.
El problema es quién juzga qué es verdaderamente científico o no.
Desgraciadamente los que deciden en su generalidad muestran una carencia importante de las ciencias básicas de las carrera de Medicina y, por si fuera poco, están intoxicados por poderes fácticos.
-¿Cuál es el futuro de la medicina de precisión, la ve usted inserta en el sistema sanitario público algún día?
El futuro es prometedor, ya lo estamos viendo. Estamos logrando que los pacientes sean partícipes de su salud y dedicando tiempo a enseñarles cómo hacerlo. Estamos obteniendo información relevante de estudios basados en las ciencias Ómicas. Esto, unido a la valoración del contexto existencial del paciente, nos permite ir mas allá de lo que lográbamos hace solo un par de años.
Dudo que se implante en el sistema sanitario por el mero hecho de que se requiere reencontrarnos con conocimientos de las ciencias básicas, que nos han amputado en la práctica convencional y para ello hay que salir del «status quo» en el que está inmersa parte importante de la profesión.
Además habría que gestar un modelo en el cual el paciente reciba el tiempo que requiere para hacer este abordaje y, como media, te adelanto que es una hora por consulta o más.
En la práctica enfocada hacia la salud de precisión frecuentemente se obtiene una parcial o total independencia de la medicalización y esto no es de buen gusto para los proveedores de estas herramientas.
No veo cercano que podamos implementarlo en el servicio público, pero sí que los individuos comiencen a preocuparse por tener control de su salud. Lo digo una vez más, si de alguien no depende sobre todo la prevención es del médico, si alguien no ha sido formado en cuidar la salud es el médico, no queda otra opción hay que involucrarse sí o sí.