Durante estos días hemos podido ver en la prensa cómo copan algunos titulares los
fármacos que se usan para
adelgazar. ¿A quién no le gusta tener una buena figura? Pero la frivolidad con la que se tratan ciertos temas puede causar graves problemas. Algunos grupos de medicamentos que se usan para perder peso y que
pueden hacerle daño, pues poseen fuertes efectos secundarios.
Hace unos años se celebró un juicio en
Francia por las más de 2.000 muertes que puede haber causado el fármaco
Mediator. Fue un escándalo que traspasó las fronteras francesas.

El medicamento estaba indicado para
diabéticos con sobrepeso a los que se les recetaba para quitarles el hambre. Sin embargo, era consumido sobre todo por personas con kilos de más que querían adelgazar.
El principio activo de este “supresor del apetito” era
benfluorex y llevaba desde el año 1976 comercializándose.
Su éxito de ventas fue sin duda propiciado por el
marketing destinado a que cualquier persona que quisiese adelgazar de “manera cómoda” lo hiciese tomando
pastillas.
¿Cómo actuaba? Incrementando la producción de glucógeno (azúcar glucosa) por el hígado, reduciendo así la sensación de hambre.
También aumentando la sensibilidad de las células a la
insulina para que el organismo la utilizase mejor y redujera los niveles de glucosa en la sangre.

Quien descubrió estos efectos adversos fue la neumóloga
Irène Frachon, protagonista de la película
La doctora de Brest, que narra el caso.
Esta médica documentó que pacientes suyos tratados con
Mediator habían sufrido valvulopatías, enfermedades que afectan a las
válvulas del corazón.
Algunos fallecieron y otros quedaron con secuelas y discapacidades.
El benfluorex desprende en el organismo una
sustancia tóxica llamada norfenfluramina, muy parecida a la
anfetamina y que puede producir hipertensión arterial pulmonar y patologías de la válvula cardíaca. Su comercialización se suspendió.
Otro ejemplo de principio activo que pasó los controles de las agencias de medicamentos y fue tumbado por la
farmacovigilancia es el
rimonabant, indicado para tratar la
obesidad. La Unión Europea aprobó su salida al mercado en 2006 con el nombre de
Acomplia.
El
laboratorio Sanofi Aventis, propietario de la patente, intentó igualmente comercializarlo en Estados Unidos. Pero la autoridad reguladora del país, la
Food and Drug Administration (FDA), consideró que los datos de seguridad y de eficacia no eran suficientes y se negó a autorizar este medicamento que prometía revolucionar el mercado de productos para adelgazar.
Un par de años después, la
Agencia Europea de Medicamentos (EMA) retiró el rimonabant del mercado europeo por provocar
trastornos psicológicos y suicidios.

Intentar bajar peso con la toma de ciertos fármacos no compensa. Existe otra píldora para adelgazar que puede causar
daños a la salud.
Se llama
Contrave y en Estados Unidos la recetan para controlar la obesidad.
El
Contrave es una combinación de dos medicamentos, la naltrexona y el bupropión.
La naltrexona está aprobada para tratar la
dependencia del alcohol y a los opiáceos y el bupropión para la
depresión y dejar de fumar.
En Europa se vende como
Mysimba. Y por su falta de seguridad también está en entredicho. El fabricante advierte:
puede causar efectos secundarios graves de pensamientos o acciones suicidas. Uno de sus ingredientes, bupropión, provoca cambios inusuales en la conducta».
En la misma línea, también es polémico
Vyvanse, que es una anfetamina, un estimulante del
sistema nervioso central. Se usan anfetaminas para adelgazar por su potencial para reducir el apetito en las personas.
Este es otro modo de matar moscas a cañonazos, pues generan
adicción con cierta facilidad y tienen
muchos efectos adversos. La FDA advirtió que los daños más comunes son: insomnio, frecuencia cardíaca acelerada, sensación de nerviosismo y ansiedad.
Por último, sepa que muchos medicamentos para la diabetes se usan también para
perder peso. Y, como los indicados para la obesidad, pueden provocar efectos secundarios graves.
Si bien la
insulina es eficaz y segura, con los medicamentos para la diabetes más modernos se han notificado casos graves de cetoacidosis diabética.
Está asociada al tratamiento con dapagliflozina, canagliflozina y empagliflozina.

El primero de ellos (dapagliflozina) está disponible con las siguientes marcas:
Invokana, Forxiga, Xigduo y Jardiance.
La mayoría de los afectados por estos fármacos requirieron
hospitalización.
Lo de los daños de los nuevos tratamientos para la diabetes y para adelgazar era algo anunciado.
La revista independiente
Prescrire Internacional incluyó hace ya tiempo tres principios activos usados para la diabetes (sitagliptina, saxagliptina y linagliptina) en su
Lista Negativa de Medicamentos Inservibles. ¿Qué daños causan? Por ejemplo, pancreatitis aguda.
En Estados Unidos se denegó la aprobación de
Galvus (vildagliptina) debido a cuestiones de toxicidad hepática y a casos clínicos de reacciones alérgicas y complicaciones graves, incluyendo el
síndrome Stevens-Johnson (un trastorno grave de la piel y de las membranas mucosas).
Para finalizar quiero mencionar los
fármacos antidiabéticos que actualmente están causando gran revuelo en todo el mundo. Me refiero a los agonistas del péptido similar al glucagón (GLP-1). Los más utilizados son liraglutida, semaglutida o exenatide. Su precio es muy caro, unos 1.000 euros las 4 dosis.
Se administran mediante una inyección subcutánea semanal y en muchos países se venden en el mercado negro para personas que sin ser
diabéticas quieren adelgazar.
A las 6 u 8 semanas la pérdida de peso si se acompaña de dieta puede oscilar entre 5 y 7,5 kg pero las sociedades científicas solo autorizan este fármaco en diabéticos de difícil control y con un índice de masa corporal superior a 30, es decir, obesidad grado I.
Así que no intentéis perder peso con todos estos productos que os puede salir caro y pagarlo con su
salud.
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